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  T Y E E 

No me gusta preguntar sobre el pasado ni la vida de la gente, y tiene todo que ver con un tema de paciencia. Inocentemente a veces me convenzo a mi misma de que si me mantengo en mis asuntos, la gente se va a mantener en los de ellos. Pero a veces la gente se esfuerza por demostrar que no poseen nada sentido común.

Que estúpida.

Clain, quien tiene un intento de revista online de DF, a comenzado a seguirme desde el mismo momento que me vio aparecer caminando por la universidad. Lo primero que me preguntó es si podría darle una entrevista para contar a los demás el incidente del incendio. Me costó dos minutos asimilarlo, lo sé porque los conté mientras intentaba averiguar por alguna expresión de su rostro si hablaba en serio o me estaba tomando el pelo. Pero no, allí estaba la chica mirándome con sus ojos oscuros brillando de emoción, como si no hubiera sido nada más que algún incidente que presencié desde la comodidad del aire libre.

Como si no hubiera muerto alguien.

El luto en la universidad no duró lo suficiente para mi gusto. Así de sorpresiva como fue su muerte, dejó de serlo. Todo volvió a la normalidad y lo único que quedó detrás fueron las cenizas de un gimnasio quemado y la histórica «Sobreviviente».

La causa es un misterio, y eso no hace que se vuelva más rápido o fácil dar con el culpable. Algunos crees que algún idiota estaba jugando con fuego y comenzó el incendio por error. Otros dicen que era un acto de rebelión, que cerraron el gimnasio para evitar que alguien se viera involucrado y no tenían idea que estábamos dentro. Pero pese a los rumores que habían de la disputas de territorio entre Owen y yo, nadie ha comentado que quizá querían matarme.

—¡Smith!— me grita, y me molesta que se sepa mi nombre. Después de que se esparció el hecho de que era una Smith, me volví realmente conocida, pero no así superaba mi título de ahora. La gente no solo ha comenzado a tener mi nombre en su boca en todo momento, sino que además ahora me miran como si el hecho de no haberme convertido en cenizas fuera algo de lo que yo me sintiera orgullosa. Cuando en realidad es todo lo contrario.

Respiro hondo para evitar dejar salir toda esa furia que se mueve dentro de mí, y me detengo para poder darle fin a todo esto. Se acerca nuevamente con una sonrisa tímida.

—Vale, ya he captado que no quieres la entrevista. Lo entiendo— joder, al fin. Le tomo tres rechazos. —Está vez vengo por otra cosa. Mete las manos en su bolso y la saca de allí con un sobre de un color rosa. —Ve, será bueno para ti— creo que me atraganto con mi saliva.

Tengo dos opciones: Uno, tomo el sobre y miento sobre ir; o dos, la ignoro, la esquivo y me voy de ahí. Lo que seguramente hará que me comience a seguir nuevamente y me acorrale en todas las partes posibles hasta que acepte el puto sobre; por lo cual la segunda idea no sería precisamente una opción.

De forma perezosa estiró mis dedos vendados para cogerlo. Cuando el sobre llega a mis manos me doy cuenta en seguida que no es uno, si no dos, y se perfectamente para quien es el otro. Esa es la razón por la cual me está invitando. De seguro ya lo intento con él y no le funcionó.

—Que no se te olvide entregar el de Ian. Por alguna razón ha rechazado mi invitación cinco veces— me muestra un puchero.

El sobre casi se me cae de la mano. ¿Habla en serio está tía? ¿Done esta su maldita dignidad? Si no lo aceptó la primera ni la segunda, mucho menos lo haría la quinta, y la razón es completamente evidente. No sé qué me molesta más, si el hecho de que me invite a una fiesta y me use para llegar a mi hermano, o que me diga "Ve, te hará bien". ¿Por que la gente creer saber lo que le hará bien a personas que no conocen?

Perfecto Desastre | Titanes I |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora