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──────• § •──────

  K Y L A N 

Si.

No.

Si.

No.

Demonios. ¿Por qué siquiera hago esto?

Si.

Salto fuera de la habitación antes de volver a arrepentirme y terminar bajo las mantas de mi cama con la gran indecisión en la cabeza. Me coloco el gorro de los Boston Celtics y guardo mi teléfono en la cazadora sacando el sobre azul de mi sesta de la basura.

¿Por qué hago esto?

¿Por qué demonios hago esto?

Tengo por característica principal tomar decisiones en altas horas de la madrugada y desgraciadamente siempre termino cediendo al «si». Ya ni se para que me molesto; debería saberlo, evitarme todo el proceso de indecisión y simplemente salir. De alguna forma la noche se funde conmigo. Me tranquiliza y consigue hacerme sentir mejor. Por eso siempre creo que la mejor opción es asentir.

Me siento en el Audi y respiro. Inhala, exhala, inhala, exhala.

No voy a morirme por ir a una maldita fiesta de «Preexámenes». Si no quiero, no tengo que beber, si no quiero, no tengo que ligar. Estaré bien. Solo voy a divertirme. Pude sacar mi auto del garaje, volver a conducir, e incluso llegue a los Dealers, ¿Podría esta fiesta ser más terrible que eso?

Ahora solo tengo que encender el motor y poner en marchar mi auto hasta la casa de la tal chica Day. Si, esa misma a la que joden con el nombre.

Prendo mi auto y le pongo play a la música. Conduzco por las calles semi vacías por la dirección que me indica el GPS. Estaciono y vuelvo a pensármelo. ¿Estoy tomando una buena decisión? ¿Debería llevar mi culo de vuelta por donde ha venido?

Me bajo. El único ruido en la acalles del vecindario a las 3 de la madrugada es la música proveniente de la fiesta. Se escucha una combinación de electrónica con pop, pero debido al sonido de los bajos me cuesta identificar la canción.

La casa es enorme, quizá casi tan grande como la fraternidad. La fiesta se extiende desde el jardín por todo el primer piso. Hay mucha gente, todos se acumulan por todos lados, bailan, cantan, o simplemente beben con sus amigos. Los cuerpos con olor a alcohol y cigarrillos me chocan sin voltearse a pedir disculpas mientras yo me voy internando en la profundidad del lugar iluminado con tenues luces de colores y fuertes vibraciones de bajo. Todos concentrados en su momento, sin fijarse en nada más que en ellos mismos, como absorbidos por una especie de hipnotismo. Me pregunto si los padres de esta chica la habrán autorizado a hacer algo como esto, y donde están. Probablemente la respuesta sea que no tienen idea, y que se llevarán una gran sorpresa cuando regresen.

A pesar de ser una casa muy bonita, grande y elegante por fuera, aquí dentro, donde se desarrolla la fiesta, da pena. Han roto una gran cantidad de adornos, vasos y fotos, las alfombras están dañadas incluso más que los sillones; el suelo se pega a tus pies al caminar y ya ni rastro hay de cosas caras. Cosas que espero que la chica haya guardado antes de iniciar.

Comienzo por clasificar a todos mientras avanzo y busco a alguno de los chicos. Si sabes de fiestas y miras con atención las secciones, es muy fácil identificar cada una. Yo solía ser parte de esto, parte de las malas ideas y las decisiones equivocadas, por lo cual conozco cada una de ellas.

Yo y todo mi grupo, por desgracia formaba parte del otro tipo de grupos.

El desmadre.

Allí están los mujeriegos y las chicas... ¿Cómo se les llama cuando les gusta andar con cuantos hombres quieran? Pues ellas. Son quienes beben hasta que comienzan a hablar en griego, crean y ejecutan las peores de las malas ideas, y lo peor, es que los      demás los siguen. Conocen a todos los invitados, y no porque sean sus amigos, sino porque se encargan de hacer contacto con todos desde el mismo momento en que llegan. Son los de los grandes ligues y crean sus zonas de las etapas de coqueteo; para todos los que se divierten y buscan hacer de la noche más que solo una fiesta.

Perfecto Desastre | Titanes I |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora