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Enero 23, 2017
10:04 am

  T Y E E 

Mary vuelve a removerse incomoda a mi lado mientras intento encontrar las llaves en el fondo de mi mochila. Me pincho el dedo y sé que he dado con un cuerno del toro del llavero Chicago Bulls; gruño y tiro de él. Lo mantengo en el aire frente a mis ojos, odiándolo por un momento. Colgando de las mismas llaves está el hombrecito de los Boston Celtics que Kylan me regalo cuando vio que llevaba uno del equipo contrario.

Ver ambos llaveros me recuerda el secreto que mantengo entre ellos. Me pregunto qué diría mi hermano si supiera que llevamos una historia juntos incluso antes de que él llegara, que follamos por error y que terminamos sintiendo cosas por el otro. Mary me toca el hombro para apresurar la entrada.

—¿Estas segura de que no va a molestarles que entre?

—¡Que va, joder! — doy vuelta a la llave en la puerta. —No te preocupes. Además, de seguro que ni están. De alguna forma estos tíos siempre consiguen pasarse el día fuera.

Mary se encoge de hombros. El silencio de la habitación nos envuelve cuando atravesamos la puerta, la lúgubre luz de la sala de estar me deprime en solo unos segundos; tienen aún las cortinas cerradas y todo demasiado encerrado para mi gusto, casi puedo sentir el olor a hombre aquí dentro. Con un suspiro me dirijo a abrir las ventanas para dejar que entre luz y por sobre todo, aire. Por lo general soy yo quien hace eso cada mañana, se nota el hecho de que me fui a dormir a casa de Mary la noche pasada, nadie se dignó a abrirlas. Me giro a ver a mi amiga, quien aún se mantiene parada en el mismo sitio que la deje cuando me separe de ella; no para de mirar todo a su alrededor como si fuera la primera vez que ve la habitacion de alguna fraternidad. Quizá así sea. Mary no tiene necesidad de quedarse en las residencias para estudiantes porque vive con sus padres no muy lejos de la universidad, y que yo sepa, en su mayoría tiene amigas mujeres, por lo que probablemente no transite mucho por fraternidades. Llamo a los chicos por su nombre antes de echar un vistazo en cada Habitación, pero no recibo más respuesta que el silencio mismo. Mary suspira de alivio; tiro de ella para que se siente en el sillón de la sala y voy hasta mi habitación.

Anoche, cuando decidí ir a estudiar una de las materias más difíciles a su casa, me aseguré de guardar en mi mochila todo lo necesario para quedarme allá. Ropa, maquillaje y accesorios. Cupo todo dentro, y, aun así, deje fuera el libro. Cuando llegue allá sentí una frustración tan grande, que estuve a punto de tirar todo por la ventana; si no soy capaz de recordar llevar el libro para estudiar la materia, no seré capaz de mantener en mi cabeza la información que va dentro de aquel libro.

Del uno al diez, ¿Cuál es su nivel de concentración?

Poco.

Salgo de la habitación empujando el libro dentro de la mochila, y estoy tan molesta conmigo misma, que ni siquiera me doy el tiempo de hacerle el espacio. La puerta se abre y Jhon entra por ella casi brincando delante de Kylan; me sonríe, pero la sonrisa se esfuma en cuanto su mirada se topa con la de Mary; ambos se miran fijamente por unos minutos.

—¿Qué haces tú aquí? — Jhon es el primero en abrir la boca.

Siempre pensé que Jhon era la tranquilidad que al grupo le faltaba. La cabeza razonante y serena que no entra en crisis ni siquiera en los peores momentos. Como para balancear al grupo un poco. Su aura puede llegar a ser tan relajante, que cuando mantiene su silencio —Lo cual suele ser muy seguido— puedes llegar a olvidar que esta a tu lado. Por eso se me hace tan impresionante cuando al escucharlo hablar, llego casi a notar roses. Mary abre la boca como si quisiera decir algo, pero no termina.

Perfecto Desastre | Titanes I |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora