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Marzo 8, 2017
03:15 am

  T Y E E 

Un auto se estaciona justo en frente de nosotros, de el baja un chico vestido de cazadora y vaqueros ajustados, todo completamente de negro. Se sitúa junto a la puerta y golpea dos veces el techo para hacernos saber que está ahí, como si nosotros no lo hubiéramos sentido llegar.

Camina hasta la orilla del bosque cuando ve que Kylan comienza a ponerse de pie. Con cuidado me ayuda a hacer lo mismo y nos acercamos hasta él. Pese a las vestimentas, solo hace fata acercarme un poco para darme cuenta que Buga es solo un crio.

Tiene el pelo rubio y una piel tan blanca que fácilmente se confundiría con un fantasma. Hace un completo contraste con su vestimenta. Me cuesta descifrar el color de sus ojos porque no hay visibilidad suficiente. Me dedica una sonrisa amigable pero cortes. Algo demasiado arrogante para ser que con mucha suerte alcanza los dieciocho. —Apostaría que incluso medimos lo mismo— luego fija la mirada en Kylan.

—Dios, luces como la mierda, tío— lo miro porque se siente extraño escuchar a alguien hablarle tan íntimamente y con groserías a Kylan, que es al menos cinco años más grande. Pero Kylan no hace señal de que eso le moleste.

—Cosas de los Dealers.

—¿Qué pasó con Kriek?— le pregunta indiferente mientras le entrega las llaves.

—Exploto con su auto— Kylan se encoge de hombros. Por algunos segundos Bugatti parece estupefacto por la respuesta, pero enseguida se recompone y hace una mueca con el labio restándole importancia. Todo tan natural como si el incinerado fuera un cigarrillo.

—De cualquier manera, ¿Ya viste que logre encontrarte?— su tono pasa de serio a emocionado en cuestión de segundos. —Debes reconocer que hice un buen trabajo.

—Algo que te salga bien.

Hay algo refrescante y llamativo en ver a Kylan interactuar con otras personas que no sean los Titanes. No pasa muy seguido, y menos con esa sensación de cercanía.

—¡Al menos admite que esta vez no tuve que preguntarte!.

—Solo porque me permití responder tus preguntas idiotas que hiciste para ganar tiempo— el crío se remueve nervioso y hace otra mueca.

Kylan camina hasta el auto y lo observa por todos los ángulos.

—¿Un Bugatti? Debes estar jodiéndome— suena algo parecido a una risa seca, y hasta a mí me parece gracioso.

—¡Llego esta misma tarde! Casi como si supieran que ibas a jugar a los autitos chocones con ese Audi. Como la has cagado— niega con un intento de mueca en su cara. —En cuanto me pediste que trajera uno nuevo, pensé en él. Nadie más podría tenerlo— Kylan se sube.

Reconozco el auto como un modelo Veyron. De los autos mas rápidos del mundo. Es bajo, de dos puertas y de color negro.

Kylan enciende el motor y acelera en el lugar esperando que nosotros subamos. Bugatti suelta una sonrisa aún más grande y con un pequeño salto se desliza hacia el asiento del copiloto.

Y no hay espacio para un tercero.

Kylan toca la bocina y llama mi atención. Me hace un gesto con la mano y me dirijo hasta él.

—Ven conmigo. Te llevare en mi regazo.

Aun dudosa me siento entre sus piernas y estiro las mías hacia Buggati, quien las recibe sin ningún problema. Las abro un poco para dejar espacio para la palanca de cambios, Kylan cierra la puerta tras de mí y yo me acomodo en su pecho. Con una mano pone el auto en marcha y con la otra acaricia mi cabeza mientras conduce tranquilamente por la noche.

Perfecto Desastre | Titanes I |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora