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『 T Y E E 』
Otra vez me duele la cabeza. Pero como se debe a mi irresponsabilidad con el alcohol y las drogas, no soy tan descarada de quejarme. Mi boca sabe asquerosa, una terrible mezcla de vómitos, tabaco y polvo. Si, polvo. ¿Por qué carajos tengo polvo en la boca? Me rodea un aroma nauseabundo, no de humanidad, si no de descontrol.
No reconozco donde estoy acostada, pero lo que si se, es que estoy malditamente incomoda. Tengo las piernas dobladas y estas se me ha dormido hasta tal punto que las hormiguitas me hacen cosquillas. También estoy atada con el cinturón por todas partes y vestida con una sudadera que evidentemente no es mía, y no tengo mis zapatillas.
Me asusto un poco. Jodida mierda.
¿Y si estoy secuestrada?
Siento la respiración pesada dominar el ambiente, pero no levanto la cabeza ni me giro a mirarlo porque temo un poco con quien voy a despertar esta vez, casi preparándome para salir huyendo. Me recorre esa estúpida paranoia de que me han encontrado, drogado, secuestrado, violado y ahora viene la parte en que me matan, o me llevan de vuelta a China. ¿Cuál es la más terrible? El que me lleven a ese maldito país es sin duda peor que la muerte.
Me desenredo de los cinturones con dificultad, puteando todo.
¿Segunda o tercera vez que me pasa esto dentro de estos dos meses? Comienzo a creer que solo quizá estoy perdiendo un poco el control. Al final me giro a mirar.
Esta sentado con la cabeza apoyada en el respaldo, durmiendo plácidamente aun cuando el sol le llega directamente a la cara. Su mandíbula puntiaguda apunta hacia el frente con una divina masculinidad, que su fina barba de un día acentúa. Es Kylan.
¿Por qué mierda estamos juntos otra vez?
Él no fue a la fiesta, debería encontrarse en su casa durmiendo plácidamente, no aquí conmigo. Lo observo un poco confundida. Viste su cazadora y unos simples vaqueros, la infaltable gorra de aquel equipo de Basquetbol y una botella de energética entre sus piernas. Solo entonces me doy cuenta de lo sedienta que estoy y de cuanto anhelo beber. La tentación me llama a quitársela, pero aquello seria meterme en territorio prohibido y personal —muy personal— y verdaderamente debo frenar la cercanía que estábamos accidentalmente provocando.
Yo no quiero tener nada que ver con él, ni él conmigo. Todo es muy simple. ¿Entonces porque no puede mantenerse así?
Respiro dos veces para mentalizarme en que no necesito beber nada y salgo del auto cerrando despacio para no despertarlo.
Estamos en un cerro con vistas al despertar de la cuidad. El amanecer de Dublín es mucho más hermoso desde las alturas. Las calles esconden su basura y la cantidad de jóvenes que deben estar despertando igual o más desorientados que yo. Todo está tranquilo, en silencio. El paisaje hace honor a las características oficiales de un domingo, aburrido. Es de ese tipo de días que te produce sueño y cansancio de solo escuchar su nombre. No dan ganas de hacer nada, como si necesitaras energías para empezar la semana con el terrible lunes.
Pero de alguna forma esto me parece bien, hoy me gusta extrañamente, sobre todo porque el silencio es lo mejor para la borrachera. Me siento en la primera piedra que veo de espalda al sol y busco en el bolsillo de mi pantalón la cajetilla, la que aún está ahí, pero tiene más apariencia de papel que de caja. El ultimo cigarro que me quedaba se ha abierto, desparramado y molido, no queda absolutamente nada de él y juro que estoy tentada a enrollarlo en la cajetilla y fumarlo con cartón, etiqueta y todo.
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Perfecto Desastre | Titanes I |
ActionTyee Smith tiene tres palabras para definirse a sí misma; vacía, nociva y un desastre. Como traficante de drogas dentro de la universidad le ha perdido el miedo a todo. Porque ya le han arrebatado todo. Y se ha transformado en un constante torbell...