Cap 36 Querido Diario 2/2

1K 94 102
                                    

PoV Shaila


Luego de comer mamá sugirió la idea de salir a pasear, después de todo, su trabajo había terminado y yo ya había vuelto de clases. Salir un rato nos podría alegrar y aun más importante, nos ayudaría a conocer mejor nuestra nueva ciudad. Sin mencionar que no quería pasarme toda la tarde encerrada.

Salimos a pasear por una peatonal, había muchos puestos que vendían comida y cosas extrañas, demasiado. Una vez papá me dijo que los japoneses tenían gustos algo extraños pero la verdad además de ser eso eran muy bonitos.

Pasamos casi dos horas paseando, yendo de un lugar a otro, bromeando y ¡Hasta compramos helado! Yo estaba super feliz ya que desde la mudanza no había tenido tanto tiempo como para salir por dos horas. Estar con mi madre me hacía sentir en casa, en mi tierra y pueblo, su sonrisa era exactamente igual a excepción de una ligera tristeza en esta. Seguramente era difícil para ella tener que venir de tan lejos a trabajar a un mundo completamente desconocido y diferente y aun así, ella me había regalado las pantuflas de conejo que vi apenas llegamos, siquiera tuve que pedírselas, ella al ver que las observaba tanto no dudo en comprarlas para mi aun estando en una situación económica problemática.

Sin darme cuenta me había perdido en mis pensamientos mientras sentadas en una banca tomábamos nuestros helados de pistacho, nuestro sabor favorito. Cuando termino de comer me miro y dijo con voz apagada.

__Tengo que volver al trabajo... ¿Esta bien si te quedas sola?

__¡Claro que si mamá! De aquí ya se como volver a casa además, hay un parque cerca, me gustaría ir antes de volver a casa -le dije con una gran sonrisa con la intención de contagiársela lo cual funciono. Mi madre sonrió, me abrazo y beso en la mejilla antes de partir hacia su trabajo.

Mire hacía riba, pos la posición del sol supuse que debían ser las 15:45 o algo por ahí. De un salto me baje de la banca y camine alegremente mirando todo a mi alrededor. De verdad que Tokio era un lugar genial, no importa que tan alto mirase me era imposible ver donde acababan los edificios, quizás estoy exagerando, pero es que era algo nuevo ara mí.

Finalmente llegue al parque que antes había cruzado con mi madre, sin dudarlo entre en el y me sorprendí l ver que no había mucha gente, es más, contándome a mí creo que solo éramos siete personas en total. Que triste, el parque era muy bonitos y tenía gran variedad de árboles, me acerque a una y apoye mis manos en su corteza, húmeda.

Con cuidado me senté bajo la sombra de este y suspire, que bien se sentía, y pensar que en la mañana había llovido tanto y ahora, era un día precioso.

Entonces me di cuenta ¡Había llovido! El césped obviamente estaba mojado ¡que tonta que era!

Aunque ya me había sentado, ya no importaba mucho, de todos modos yo lavaría mis prendas más tarde para no darle más trabajo a mamá. Así ella estaría más descansada y tranquila para la cena.

Cerré mis ojos y deje que el viento jugase con mi cabello, se movía de un lado a otro asiéndome cosquillas, sobre todo en la nariz. Sonreí imaginando que me encontraba en mi hogar, rodeada de mis amigos y familiares, todos felices al rededor de una gran mesa disfrutando de l comida, hasta que, de golpe, alguien entra por la puerta, todos voltean sorprendidos y se alegran al ver que se trata de mi padre el cual en sus manos trae un postre para compartir con todos nosotros... Si, ese había sido un gran cumpleaños.

__¡Se suponía que llegarían hace veinte minutos y aun no hay nadie maldita sea! -escuche como una voz molesta se quejaba, pero no era cualquier voz, era una voz rasposa y algo aguda...¡no podía estar equivocada! Debía ser la voz de kao... digo, Bellota.

Mírame.Por las buenas o por las malasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora