Capítulo 83.

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Tomó nuevamente mi taza y la dejó en la bandeja. Se arrodilló frente a mí, que todavía me encontraba bajo las sabanas. Jugó unos segundos acercando y alejando sus labios hasta que los juntó con los míos. Rodeé instantáneamente su cintura con mis brazos, atrayéndola más a mí y recostándola sobre mí. Volvió a quitar sus labios de los míos y rió al darse cuenta de mi desesperación al jugar conmigo de esa manera. Le di un par de segundos y luego moví estratégicamente mi cuerpo para ser yo el que estuviera sobre ella, aun manteniendo mis brazos en ella. Besé su cuello y ella rió. Subí mis labios a su cara y la besé sin compasión. Ella volvió a apartar sus labios y la miré confundido y con algo de deseo en mí.

Zayn: ¿Qué pasa?
Tu: Salgamos.
Zayn: Donde tú quieras, amor.
Tu: Vamos a patinar.
Zayn: ¿Sobre hielo?
Tu: Si, dicen que es divertido.
Zayn: ¿Nunca has ido a patinar?
Tu: -Negó con su cabeza- No en realidad.
Zayn: Vamos, entonces. Cariño –Aun permanecía sobre ella.
Tu: ¿Qué?
Zayn: ¿Segura que no te sucede nada?
Tu: -Hizo una pausa- Tus ojos se ven tan hermosos cuando despiertas.
Zayn: -Ruboricé- Estás evadiendo mi pregunta.
Tu: No me sucede nada, en serio.
Zayn: No te creo.
Tu: ¿Cómo podrías estar más seguro?
Zayn: Con un abrazo apretado, muy fuerte, que me deje sin aire.
Tu: -Rió- No tengo tanta fuerza. –Me levanté para que ella lo hiciera también. Me senté en la cama y ella estaba arrodillada sobre esta. Abrí mis brazos y ella sonrió para luego abrazarme. Un abrazo cálido, dulce y fuerte a la vez.
Zayn: Tienes más fuerza de la que crees.

Me bañé y terminé de arreglarme luego. Ella ya estaba lista. Un jeans ajustado, unos botines de taco alto, un suéter de hilo y una chaqueta. Por mi parte, un jeans oscuro y ajustado, una camiseta arremangada de mangas largas negra con letras blancas y unas zapatillas negras también.
Salí del baño y ella estaba retocando su poco maquillaje. No se dio cuenta de que yo la estaba observando. Estaba frente al retocador, mirándose en el espejo. Un suave color piel en sus parpados y un suave labial rojo en sus labios, sería una lástima arrancarlo con un deseado beso. Encrespó sus pestañas y luego cogió su rímel. Por último, dio color a sus mejillas. Terminó y se miró en el espejo nuevamente. Sabía a la perfección que algo le ocurría. Se sonrió ligeramente a sí misma en el espejo y luego tomó aire, hubiera deseado saber qué pasaba por su mente en ese momento.

Salimos y fuimos por un café expreso. Las cámaras estaban fuera del hotel, pero de todos modos salimos por la salida principal en dirección a la pista de patinaje en hielo. Cuando llegamos alquilamos patines y luego de un rato comenzamos a patinar. Era muy divertido hacerlo con ella. Tomaba de su mano y avanzaba rápidamente, a lo que ella se asustaba. Al acabar, fuimos al parque de diversiones.

Zayn: ¿Te gustan los peluches? –Me detuve frente a un puesto de juegos.
Tu: Me encantan.
Zayn: ¿Cómo te gustan?
Tu: -Volteó mirando los peluches que habían de premios- Como ese –Apuntó a un oso color café claro y muy grande.
Zayn: Lo conseguiré para ti.
Tu: -Rió- Ya quiero verte haciendo eso.
Zayn: -Me acerqué al encargado- Quisiera jugar.
Xx: ¿Por cuál?
Zayn: Por el gran oso café.
Xx: Te entregaré tres bolas, dos de esas tienen que entrar en aquellos dos agujeros de arriba.
Zayn: Perfecto.

Decidido, cogí la primera. Visualicé el agujero concentrado y luego la lancé, fallido. Ella rió bajo y cogí la segunda bola. Repetí el procedimiento, lancé y estuvo a poco de entrar, pero fallé. El encargado me pidió que le diera el turno a otra persona. Ella me miró sonriendo y luego pagó al encargado y él le dio tres bolas. Cogió una y demoró entre cinco y siete segundos lanzarla, entró en el agujero. Sonreí mientras ella cogía la segunda, esta vez demoró menos en lanzar, pero falló. Volvió a coger la tercera y demoró casi diez segundaos, cayó dentro del agujero. Comenzó a saltar y aplaudí sintiéndome derrotado por una chica. Otros que observaban su jugada le aplaudieron también. Le entregaron el oso y ella caminó acercándose a mí.

Tu: Es lindo, ¿no crees?
Zayn: ¿El oso?
Tu: No, tú.
Zayn: ¿Yo?
Tu: ¡Claro que el oso! –Rió.
Zayn: ¿Dice que no soy lindo?
Tu: No dije eso.
Zayn: ¿Prefieres al oso?
Tu: Te prefiero a ti.
Zayn: Ya me lo dejaste claro –Comencé a caminar.
Tu: Retiro lo dicho, prefiero al oso.
Zayn: ¿Ah sí?
Tu: Si, no es celoso.
Zayn: Apenas lo conoces.
Tu: Pero lo sé. No podría regañarme nada porque no puede hablar –Sonrió.
Zayn: Y como no puede hablar, no te dirá cuanto te ama como yo lo hago.
Tu: Demuéstralo.
Zayn: Te amo.
Tu: No me convences.
Zayn: Mírame -Volteó a mí dejando de caminar- Te amo.
Tu: -Sonrió- Ten.
Zayn: ¿Qué?
Tu: Te obsequio el oso –Lo cogí riendo.
Zayn: Debió haber sido al revés.
Tu: No lo creo, también mereces regalos.
Zayn: Contigo no pido nada más.
Tu: No soy suficiente.
Zayn: Claro que lo eres, para mi eres eso y mucho más.
Tu: ¿Puedo preguntarte algo?
Zayn: Adelante, amor.
Tu: -Se detuvo y me miró de frente- ¿Tienes algún sueño?
Zayn: Todos tenemos un sueño latente.
Tu: ¿Cuál es el tuyo?
Zayn: Estar contigo, para siempre.
Tu: No mientas.
Zayn: No te mentiría, nunca.
Tu: No digas nunca, no sabes cuantas veces me lo han dicho y han fallado.
Zayn: Entonces, simplemente, no te mentiría. ¿Cuál es el tuyo?
Tu: Tenerte conmigo, siempre.
Zayn: ¿No te parece que soñamos lo mismo? –Sonreí.

Volvimos al hotel para volver a colocar todo en los bolsos y volver a casa. La miraba cuando ella no se percataba. ¿Por qué la encontraba diferente?, ¿Le está sucediendo algo? Su mirada agachada mientras doblaba sus últimas prendas. Guardaba su maquillaje y contestaba mensajes en su celular. Se dio cuenta que la miraba de hace minutos, levantó la mirada y volteé mirando a otro lado nervioso. Ella rió y volví a mirarla. Me sonrió, sus ojos estaban cristalizados. Tenía una camisa roja en mi mano, la levanté y ella la miró, luego rió. Era la camisa que llevaba puesta el primer día que la vi. La dejé sobre la cama y quité mi camiseta, quedando de la cintura a mi cuello desnudo. Me coloqué la camisa, iba a abrocharla pero ella me detuvo. Se acercó y cogió el primer botón, para continuar abrochando los demás. Terminando, me besó y volvió a lo que hacía, dejándome con los ojos aún cerrados, sonreí, los abrí y seguí ordenando.

Salimos de la habitación y cogí su bolso y el mío. Me agaché y le pedí que subiera sobre mis hombros. Ella rió y accedió. La gente solía mirarnos con extrañez pero ellos no sentían como yo al estar con ella y escucharla reír. La bajé de mis hombros cuando llegó el taxi. Este nos llevó al aeropuerto. Llegamos y al darme cuenta de la hora, cogí su mano y corrí con ella hasta acercarme al que sería nuestro vuelo. Pedí a ella que sacara los pasajes de mi billetera.


Tu: Amor... -Miró sorprendida los pasajes.
Zayn: -Volteé a mirarla- ¿Qué ocurre?
Tu: Te equivocaste, el vuelo no va a Inglaterra. Va a Montana.
Zayn: -Sonreí- No me equivoqué, amor. No nos podíamos ir de Estados Unidos sin darte una sorpresa.
Tu: ¿Qué sorpresa?
Zayn: Sorpresas son sorpresas. Ya verás.  

Stole my heart | z.m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora