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Aviso de que el estilo es diferente. Espero que os guste igualmente.

Te frustras,
te torturas,
escuchas risas
que anhelas hacer tuyas.

Por vivir en una jaula
creíste que tendrías alas.

¿No lo ves?
¿Necesitas gafas?

Te ahogas en un bar
junto a una botella;
ya te olvidaste el mar,
o incluso el nombre de ella.

Lo intentaste,
¿no es cierto?

No es culpa tuya
si resultó no ser un acierto.

No es culpa tuya
si todo acabó siendo un tormento.

Que la vida es eso,
en la cima un momento
y en el abismo el resto,
que te quedas ciego no por la luz,
sino por vivir en un puto convento.

Y que tú no lloras por nadie,
que tú no te ahogas en un vaso de agua
sino en el silencio de tus propias palabras.

Que tú no lloras por nadie,
que las lágrimas son saladas
y la tristeza amarga,
que mejor no quedarse con ese sabor de boca
si no tienes manera de olvidarte con otra.

Y oye, tu culpa no fue, ¿eh?

Tan sólo suya por apreciarte como nadie lo hizo
y dejarte ahora solo en el abismo,
sin saber volar,
ni apreciarte a ti mismo.

No quisiste aprender teniéndola a tu lado
y ahora te sientes perdido.

Que sí,
que tú no te ahogas en un vaso de agua,
que para eso está el vodka,
el ron, y el puñetero vino,
que reconoces que lo hizo
(el venir, digo)
pero que no va a volver
por una segunda vez.

Y aún menos contigo.

am[arte.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora