[84.]

356 28 0
                                    

Y sí, yo era el verso
y ella la perversa seductora
que devora con su boca el universo.

Yo todo lo contrario de la voz de Frank Sinatra;
ella, estaba divorciada de Cupido.

Yo había prometido no enamorarme jamás, (¿no?)

Verás, ella tenía miedo a equivocarse
mientras yo solo quería equivocarme una vez más.

Ella era la duda, las alas rotas del amor;
yo la gota de sudor por su piel desnuda.

Ella buscaba un cuerpo para huir del frío.
Yo buscaba un cuerpo para huir del mío.

Ella no creía en finales felices,
y yo colecciono cicatrices.

Ella era la trampa del destino
que hace del poeta un asesino,
era el mar,
yo el navegante incauto,
la fiebre del amante exhausto.

Ella metal y yo impulsivo;
ella el puñal, yo el corazón del fugitivo.

Digo que
ella era Julieta, la noche, el perfume;
la cruel saeta del tiempo que se consume.
Yo era un poeta que marcaba mariposas,
amante del hachís y de las curvas peligrosas.

Ella era la nieve en el desierto,
la breve brisa leve del amor que nunca es cierto.

Ella era una diosa expulsada del paraíso.
Yo era la tristeza disfrazada de sonrisa.
Y ella era la brisa, el palacio,
el beso que mata despacio,
la luna, el presagio
que empuja el barco hacia el naufragio.

Ella era Dafne huyendo de su Apolo.
Yo aquella noche tuve miedo a dormir solo.

Y en resumen:
ella no creía en finales felices,
y yo,
yo colecciono cicatrices.

Sharif.
Apolo y Dafne.

am[arte.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora