am[arte.]

[93.]

Soy una bomba de relojería.

Mis amigos creyendo que avanzo despacio para no caer
sin saber que soy una eterna granada
siempre a punto de chocar contra el suelo.

Admito
que nunca me hicieron especialmente daño,
y es algo extraño
porque llevo siempre puesto mi chaleco antibalas.

Admito que
nunca quise hacer daño
pero que el tiró me salió por la culata.

Que cuando alguien me dice te quiero
yo solo pienso
Dios, estás seguro de querer apretar ese gatillo.

Que tengo miedo de que me hagas daño
pero créeme que sé hacerlo también.

La mejor defensa es un ataque
y aún más en el conflicto armado
en esto que decidimos llamar amor.

Abajo las armas,
dijiste,
bajándome el pantalón.

Esto es zona neutral,
anunciaste
y me llevaste a tu cama.

Y esto amor,
es un tratado de paz,
comenzando a acariciar mi espalda.

Y me llegaste hasta el alma.

Como un disparo.
Atravesando la coraza
que tenía por corazón.

Avísame cuando sepas arreglar
este desierto nuclear que dejé
cuando me fui después,
sin mirar atrás.