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Eres la chica de las metáforas
aunque no lo sepas;
creelo.

De esas que todos los poetas
se esperan una vida entera
con la esperanza de encontrar,
tratando de llenar el hueco con musas sin nombre.

Bonita,
acaso no te das cuenta
de que detrás de las miradas
siempre queda el sentimiento.

El palpito del corazón
agonizante,
sabiendo lo que acaba de encontrar
y más importante
lo que, ahora que te conoce,
es capaz de perder.

Eres la chica de las metáforas
¿por qué no te das cuenta?

Si todos en ti
retroceden cuando ven tu belleza
y aquellos que aguantan sin moverse
-como yo- lo hacen a duras penas.

Si sonríes entre labios
de esa forma que tú haces cuando alguien te dice algo bonito.
Ya sabes, como quien sabe algo
y decide no decirlo.

Aunque también están las veces
en las que suspiras pensando que nadie te ve.
Esas pocas veces que yo te he robado
y que decido callar
por miedo a oír el silencio.

O peor
a oír tu voz y darme cuenta
de no poder solucionarlo.

Qué hago yo entonces
con la chica que todos quieren;
la que roba del tiempo
y bebe de la noche
bajo el misterio que ella misma se esconde.

Con esa que tiene mil tormentas internas
pero más que constelaciones galaxias externas,
que quiere volar
aún sin saber que tiene alas
-porque sí, te aseguro que las tiene-

¿Qué hago yo con esa chica
que aparece de la nada?
¿Qué sonríe de forma tan inocente
y se le ilumina la mirada?
Qué hago
excepto hacer espejos de mis ojos,
decirle lo increíblemente bonita que es
porque, joder,
es la chica de todas mis malditas metáforas.

Joan Mahiques.
(Mira, probablemente me mates pero ha valido la pena. He tenido que elegirlo casi al azar porque me gustaban todos, maldita sea.)

am[arte.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora