26. Prueba

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-¿Te gustaría visitar algún lugar en especial, Anthea?

-Realmente no. Donde quieras llevarme está bien.

Mohammed besó la mano de su esposa, y ella le sonrió.

Aún la tenía muy preocupada el hecho de que necesitaría documentos para su inscripción al exámen, y no sabía cómo aparecer un certificado de estudios de la noche a la mañana.

"Tal vez pueda pedirle ayuda a Miranda"

Mientras Mohammed se encargaba del check-in del hotel, Anthea se escabulló a la sala común, donde había visto unas computadoras al pasar. También habían unos teléfonos públicos.

Marcó el número del departamento, y espero a que sonaran los tonos de llamada, y alguien contestara.

-¿Hola?

-¡Miranda!, ¡soy Anthea!

-¡Anthea!, ¿cómo va todo?

-Miranda, necesito tu ayuda. Estoy a unos días de hacer algo o muy tonto, o muy inteligente.

Anthea le explicó a Miranda que presentaría un exámen en Rabat, y que necesitaba papeles falsos urgentemente.

-¿Qué diablos haces en Rabat?- preguntó Miranda.

-Te lo contaré después, pero realmente necesito saber si puedes conseguir un certificado para mí.

-Mira, Anthea. Tengo acceso a ese tipo de documentación, sin enbargo, es algo muy deshonesto de mi parte hacer un certificado falso.

-Lo entiendo...

-Pero eres mi amiga, y sé que tienes muchas ganas de estudiar, así que voy a ayudarte. Te mandaré los documentos por internet, a un correo que voy a crearte. Apunta el usuario y tu contraseña. Necesitarás todo eso para registrarte en la convocatoria.

-Claro.

-Conectate en una hora, y te ayudaré a inscribirte.

-Oh, Miranda. No sabes cuánto te agradezco esto. No tienes idea de lo que significa para mí.

-Yo sé, Anthea. Solo recuerda, no puedes esconderlo a tu marido para siempre; en algún momento tiene que saber lo que quieres hacer. Deberías hablarlo ya mismo con él.

-No parece una buena idea, Miranda. Creo que tendré que esperar hasta los resultados del exámen.

-Como quieras.

Anthea abandonó la sala común y volvió con Mohammed, quien continuaba registrándose.

-¿Dónde estabas?

-Fui a buscar algún baño, pero no lo encontré.

-Tranquila. Un poco más y tendremos nuestra habitación. Solamente falta que nos den la llave.

Pasaron un rato más en la recepción del hotel, y luego subieron a la habitación.

Era una bella suite con jacuzzi en el último piso.
-Lo mejor para mi esposa- dijo Mohammed tiernamente.

Anthea sonrió, y luego fingió que bostezaba.

-Estoy muy cansada, creo que dormiré una siesta un rato.

-¿Y en la noche quieres que salgamos?

-Si, eso estaría bien.

Anthea se durmió un rato, y al despertar, se dio cuenta de que Mohammed también estaba descansando. Aprovechó para salir de la habitación hasta la sala común, y entrar en el correo proporcionado por Miranda, donde había recibido unos documentos de parte de ella.
Había un certificado y varios archivos falsos con el nombre de Anthea. Miranda también había enviado una lista de instrucciones para inscribirse al exámen, ya que todo era vía online.
Le explicó que debía ingresar en la página oficial de la embajada de Marruecos y registrarse con el mismo correo que le creó.

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