El sábado por la mañana, la ciudad de convertía en un desastre. El tráfico se volvía insoportable y las zonas turísticas se llenaban hasta reventar.
Miranda salió de compras para la cena de la noche. Quería cocinar la mejor comida para sus amigos árabes.
Wilhem se había ofrecido a acompañarla y ayudarla a elegir vegetales y carnes para la noche.En todo el trayecto hasta el supermercado, ninguno de los dos pronunció palabra alguna.
Wilhem se desesperó de permanecer tanto tiempo en silencio (cuando él toda su vida había sido muy parlanchín) y buscó alguna forma de entablar conversación con su madre.-Esta ropa es muy cómoda- señaló Wilhem, mientras palpaba su camisa a cuadros, que alguna vez me perteneció a Terry.
-Tienes la talla que mi hermano tenía en su juventud. No íbamos a permitir que andaras por todos lados con ese traje tan elegante que tenías. Parecías algún artista de Hollywood.
-Tal vez lo soy... Digo, por todo el éxito que tiene mi padre, soy muy conocido en ese entorno.
-Eso sí.
-Pero en serio es agradable salirse de ese ambiente.
-Es extraño. La gran mayoría de los jóvenes quieren ser como tú. Tener lo mismo que tú.
-¿Un padre ausente y una madre metida en sus propios asuntos?, lo dudo.
-No puede ser así de malo- repuso Miranda- Abby es una buena mujer. Yo sé que ha sido una excelente madre.
-No dudo que lo sea. Pero nunca me lo ha demostrado mucho. Desde que papá es famoso, parece que desaparecí de su vida.
-Creo que se preocupan por ti... No deberías pensar lo peor de ellos.
-¿Y tú qué sabes?, tú eres quién me dió en adopción.
Miranda se calló. Sentía gran resentimiento de parte de Wilhem.
-Will...
-Solo quiero que seamos una familia. Eso es todo.
Llegaron al supermercado, consiguieron las verduras y la carne para la noche. De regreso, ninguno de los dos mencionó palabra alguna. Todo lo que estaba pasando era demasiado para procesar.
Salma regresó de la mezquita en la comunidad con una noticia que seguramente animaría mucho a su familia.
-¡Mamá!, ¡Nasir!- llamaba a todos.
Anthea y Mohammed bajaron a ver de qué trataba el alboroto.
-¡Adivinen!- dijo Salma visiblemente emocionada.
-¿Qué pasa cariño?- preguntó Mohammed.
-Él próximo fin de semana, habrá una enorme fiesta árabe en el local principal de la Plaza Starcity. Es realizada con el fin de unir más lazos entre los americanos y los árabes. ¡Cualquiera puede asistir!, será una súper fiesta.
-Suena divertido- dijo Mohammed.
-¿Podemos ir?- pidió Salma.
Su padre asintió. Normalmente no hubiera permitido que su familia se mezclara con los occidentales, pero debido al poco tiempo que le quedaba para hacer a sus hijos felices, lo aprovecharía al máximo. Allah entendería.
-Quiero que te arregles muy bonita para la noche- dijo Anthea a su hija- te presentaré a unas buenas personas, amigos de nuestra familia desde hace muchísimo tiempo.
-Asombroso, me pondré mi hiyab favorito.
-¿El rojo?, te queda lindísimo y combina precioso con tu cabello. Y vístete con ese vestido de lino que tienes. Te verás hermosa, como siempre.
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Llantos De Arabia
Ficção HistóricaAnthea Saadi es prometida a un hombre tres veces mayor que ella. Anthea no tiene voz para decir lo que piensa. No tiene apoyo para hacer lo que ama. No tiene motivación para luchar por su futuro. Hasta que conoce a Harun, un profesor clandes...