61. Final

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-¡Marruecos es muy hermoso!, No pensé que el desierto fuera así de magnífico. 

-Te dije que te iba a gustar. Mi tierra es preciosa, y aunque tengo recuerdos no muy bonitos de mi infancia aquí... Creo que ha valido la pena volver.- confesó Salma, dirigiendo una sincera sonrisa a su esposo.

-Ser musulmán es interesante. Me gusta la religión, es muy bonita.- dijo Wilhem, mientras acariciaba el lomo del camello donde estaba montado.

-Me alegra que te hayas cambiado. No creí que lo hicieras, la transición de una religión a otra es difícil.

-Salma, cualquier religión que promueva la paz es buena. El Islam lo hace, y además tú eres parte de él. No iba a obligarte a dejar tus costumbres por mí.

-Te amo Wilhem.

-Y yo a ti. Además, tiene sus ventajas. ¡Puedo tener más esposas!

-Cállate, o estarás muerto antes de poder casarte otra vez.

-Es broma, cariño. No me casaría de nuevo, lo prometo. Estoy muy feliz solamente contigo, y con nuestra pequeña Amina.

Salma se bajó de su cabello, y fue hasta Wilhem, quien también se bajó para poder besarla. Se dieron un largo y apasionado beso, con el viento levantando algo de arena, y haciendo que el hiyab de la joven ondeara. Para Salma y Wilhem, ese era el verdadero oasis del desierto.

-Debemos regresar - dijo Salma al notar que el sol ya se estaba poniendo.

Wilhem estuvo de acuerdo.

Subieron a sus camellos, y éstos los llevaron hasta donde se encontraba la tribu que les había prestado a los animales.

Luego, un taxi los regresó a la ciudad, donde decidieron cruzar la Medina para llegar a la casa que había pertenecido a Mohammed, pero ahora era de Salma, desde hacía seis años que su padre murió.

Amina se encontraba dormida en su cuna, siendo arrullada por su abuela.

-Hola, mamá- dijo Salma, saludando a Anthea con un suave beso.

-¿Le mostraste a Wilhem el desierto?

-Oh, fue estupendo.- dijo él, sentándose junto a la cuna para cargar a su bebé.

-¿No dio problemas Amina?- preguntó Salma a su mamá.

-Para nada, es la bebé más dormilona del mundo.- respondió Anthea, con una sonrisa.

-Sólo cuando tú estás duerme. Conmigo parece que no se le acaban las energías, pero no me importa. Amina es la bebé más simpática del universo entero.

-Es un encanto.

Wilhem preparó leche para la bebé, mientras Salma se apartó un momento junto con su madre.

-Mamá, hemos decidido. Vamos a quedarnos a vivir aquí. No vamos a regresar. Empezaremos una vida aquí, será bueno para Amina. Pero te prometo que te visitaremos, en serio.

-Eso es bueno, hija. Estoy orgullosa de ti.

-Mientras, continuaré con mi proyecto, el de abrir un colegio en Fez, para gente de muy escasos recursos. Y no sólo de Fez, sino para poblados muy lejanos donde no hay educación.

-Eso es increíble, hija. Lo que haces... Es muy valioso. Allah te compensará.

-No busco la compensación de Allah, madre. Quiero que nadie más pase pobreza, quiero un Marruecos mejor. En el colegio se darán clases coránicas, para enseñar también la palabra de Allah, para enseñar lo que es realmente nuestro Islam.

Llantos De Arabia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora