53. Por ella

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Apenas Mohammed despertó, pidió hablar con Anthea. Era la primera persona que quería ver después del largo sueño.
Ella llegó rápido.

-Mohammed, gracias por el obsequio de hoy... Ya un mes ha pasado desde que empezaste a mandarme los regalos, me haces las mañanas... En serio, muchas gracias.

-Haría cualquier cosa por ti, incluso estando recluido en una cama. Lo sabes.

Anthea besó su frente.

-Angélica me dijo que pronto volverás a casa. Tu cuerpo está respondiendo a los tratamientos. Regresarás con Salmita y Nasir.

-Eso me dijo hoy en la mañana. Te juro que creí estar en un sueño. Por eso pedí que vinieras, que me hicieras ver que no estoy imaginándolo. Volveré con ustedes en verdad. No te imaginas lo feliz que estoy. Ya no estaré lejos de ti.

Mohammed extendió su mano para tomar la de Anthea.

-No puedo esperar para dormir de nuevo a tu lado.

-Mohammed... Hada y Fadila también son tus esposas. No debes olvidar eso. El profeta era justo con todas sus esposas, y tú debes serlo, al igual que él.

-Y lo seré. Las compensaré por todo lo que las he hecho pasar. Pero Anthea, no hay forma de dudar que tú eres mi preferida. Me hubiera encantado que fueras mi primera y única esposa. Te amo.

Anthea se inclinó para besarlo en los labios, pero él la detuvo.

-No me beses hasta que de verdad lo sientas- le dijo- la próxima vez que lo hagas, sabré que ya te has enamorado de mí.

Anthea se despidió entonces con un apretón de manos, y salió del hospital. Su corazón se sentía tranquilo. Su marido estaba bien, y era cierto que pronto volvería a casa.

Cuando la casa de los Rajid parecía tranquila, Wilhem había logrado escabullirse dentro, después de haber burlado al guardia de la comunidad. Tenía muchas ganas de saber por qué Salma no había asistido a encontrarse con él en el parque.

Se escondió en la habitación de Salma, para ser más preciso, en su armario. Junto a él habían algunas libretas y agendas de la joven, así que para entretenerse en lo que la esperaba, abrió una de las libretas para hojearla. Así fue repitiendo lo mismo con cada cosa que encontraba. Halló varias libretas de la escuela de Salma, en Marruecos. Se sorprendió al encontrar que todo estaba escrito en árabe, y pensó que era increíble la forma en la que escribía.
Cuando llegó a la última libreta, se percató de que ésta no era del colegio, sino un diario personal.

"No sabía que Salma tenía un diario, jamás lo ha mencionado" pensó Wilhem.

Se preguntó si era correcto leerlo, puesto que un diario personal se supone que se le llamaba "personal" por el hecho de contener los más íntimos sentimientos de la persona.

Sin darle más vueltas al asunto, Wilhem abrió el diario y comenzó a hojearlo.

¡Se sorprendió al ver lo aburrido que era!, las primeras cincuenta páginas Salma se la pasaba hablando de su rutina normal en Marruecos, y todos los días se repetía lo mismo. Baño, desayuno, colegio, almuerzo, tiempo de ocio, baño, cena, dormir.

Y entonces Wilhem llegó a la página cincuenta y uno.

"Conocí a este chico amable. Su nombre es Wilhem"

"¡Nuestras madres se conocen!, ¡eso es increíble!"

"Le gusto, pero le dejé en claro que no quiero nada. ¿Por qué todos piensan que debo tener pareja a tan temprana edad?, mi mayor sueño es estudiar, trabajar, viajar mucho, tener ni propio dinero, y tener una enorme casa para mí sola. Después de eso, si se puede, me casaré. ¡Entiendanlo, por Allah!"

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