S i g l o XXI

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Después de milenios caminando sin destino por toda la tierra. Hyuk, había decidido establecerse en un lugar por al menos un siglo.
Para alguien como él, ese era un tiempo muy corto, por lo que aceptó y así seguir su "vida" sin tener que seguir deambulando por la tierra.

La ciudad de Portland, Oregon. La vida de un vampiro entre los Humanos era duro, Hyuk llevaba un siglo sin probar sangre humana. Su alimentación, se basaba en sangre de animales, no mantenía ninguna relación de ningún tipo, se mantenía solo y dentro de su hogar. Su única acción del día era contemplar a los humanos desde su ventana, trataba de leer sus acciones, veían cada rasgo de ellos, contemplaba su forma de ser y notaba la creación de estos.

Después de muchos años, no había hablado con ninguno de ellos, y tampoco le animaba a hacerlo.

Tenía miedo de ellos, si alguien lo descubría se veía obligado a matarlo, y era algo que odiaba.

Después de media noche, se preparó para salir de casería. Dejó sus sortijas en la barra de la cocina, se sacudió el saco que siempre vestía y entonces se alzaron como escamas desde los pies hasta los hombros. Y así tenía un nuevo atuendo, unos jeans negros ceñidos, un suéter con su gorro cubriendo su rostro, unos guantes sin cubrir sus dedos y por último unos tenis deportivos.

No sentía frío ni calor, su cuerpo era inmune al fuego y no se lastimaba con ningún tipo de objeto puntiagudo o algún arma de fuego.

La gran estatura de este lo hacia ver más escalofriante y su mirada fría y dura lo delataba como un chico serio.

Al salir de su hogar, dejó sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón y tranquilamente caminó hasta el bosque, perdiéndose entre los árboles.

v a m p i r eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora