v a m p i r e

H u m a n

La confesión de Hyuk llegó con un crujido de huesos: 

— No soy uno... soy una pelea constante —y entonces, su piel se rasgó. 

No fue sangre lo que brotó, sino sombras. 

Dos figuras emergieron: 

- Hyuk Verde: Postura encorvada, ojos como bosques bajo la lluvia. El que guardó mi nombre en una pluma. 
- Hyuk Rojo: Sonrisa de cuchilla, uñas convertidas en garras. El que susurraba "mátala" en la oscuridad. 

Lumen alzó una mano... y tocó la cicatriz que los dividía. 

— ¿Duele? —preguntó, porque solo los humanos preguntan lo obvio en medio del horror. 

El Hyuk Rojo atrapó su muñeca: 
— Solo cuando respiras.

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Al unirse de nuevo, su cuerpo no fue el mismo: 

- Ojo izquierdo verde (pupila contraída como gato asustado). 
- Ojo derecho rojo (sangre diluyéndose en el iris). 
- Voz de dos tonos: "Ambos vivimos aquí ahora". 

Lumen no supo si correr o abrazarlo. Hizo lo peor, se quedó paralizada. 

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Los neófitos no eran enemigos. Eran advertencias. 

- Movimientos espasmódicos, como marionetas con hilos rotos. 
- Ojos que suplicaban mientras sus bocas babeaban. 

Hyuk los despachó con coreografía de pesadilla: 

- Primer neófit: Decapitado con un giro, cabeza rodando hacia Lumen ("Mira lo que hago por ti"). 
- Segundo: Corazón arrancado y aplastado como uva ("Esto también podría ser el tuyo"). 

El último grito antes de morir. Fue el sonido más humano que haría en su vida. 

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La sangre en su rostro no era lo peor.

Lo peor fue cuando se rió. 

Un sonido corto, seco, como el crujir de una rama antes de caer. 

— ¿Así es como termina todo? —preguntó, mirando sus manos manchadas—. ¿Con monstruos jugando a ser dioses?

Hyuk intentó limpiarla. Ella lo dejó. Eso lo aterrorizó más que cualquier bala. 

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<< Déjala que se pudra.>> 

Prefiero pudrirme yo.

<< Eres patético.>> 

Y tú un disco rayado.

Lumen, ajena al diálogo, apretó el anillo negro hasta que su dedo sangró. 

Ambos supieron lo que significaba.