S t u d y s

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Lumen examinó el aro negro en su dedo, que ahora parecía parte de su piel.

-¿Es esto un anillo o una marca de propiedad? -preguntó, intentando girarlo.

Hyuk sonrió con demasiados dientes:

-¿Por qué no ambas?

Tomó su mano y la presionó contra su pecho, donde no latía corazón alguno.

- Es un pacto, Lumen. Tú me diste algo que nadie más tenía: el beneficio de la duda. Yo te doy... esto -el anillo se contrajo levemente, como una serpiente dormida-. Y ahora, eres la única que puede mandarme a la mierda con solo pensarlo.

Ella parpadeó.

- ¿En serio?

- Prueba.

- Hyuk, vete a la mierda.

El vampiro retrocedió dos pasos sin querer, golpeándose contra la pared. Sus ojos brillaron de indignación y... ¿orgullo?

- Vaya. Funciona.

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-No eres como los otros humanos -dijo Hyuk, hojeando un cuaderno lleno de garabatos y manchas oscuras (¿sangre? ¿Tinta?)-. Los que estudié antes eran aburridos; Siempre gritandolo mismo"¡No me mates!", "¡Tengo familia!", "¡Soy virgen!"...

Lumen lo miró con incredulidad.

- ¿Llevas un diario de tus víctimas?

- No. Llevo un diario de lo patéticos que son -corrigió él, señalando una página donde había escrito "Subject 342: Gritó como cerdo en matadero. Puntuación: 2/10".

- ¿Y yo? -preguntó Lumen, casi sin querer saber la respuesta.

Hyuk volvió a esa sonrisa que no llegaba a los ojos:

-Tú, mi pequeña anomalía, eres el primer caso de "humano que me ofrece té después de descubrir que soy un chupasangre".

- Era café.

- Peor aún.

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Cuando Hyuk la abrazó, Lumen notó tres cosas:

Uno. No respiraba. Pero sus manos trazaban círculos en su espalda como si aún recordara cómo consolar.
Dos. Olía a biblioteca abandonada (polvo, papel viejo y algo dulce... ¿lavanda?).
Tres. Ella no quería separarse.

- Somos iguales -susurró él, y su voz sonó a tumba abierta-. Tú, con tu obsesión por entender el dolor. Yo, con mi obsesión por fingir que no me importa.

Lumen apretó los puños en su camisa.

- Eso no es igualdad. Eso es...

- ¿Complicidad? -interrumpió él, enterrando la nariz en su cuello sin morder (pero apenas).

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- Nunca tuve este sentimiento hacia una humana -admitió Hyuk, repentinamente serio.

Lumen se tensó.

-¿Qué sentimiento?

Él la miró como si fuera obvio

- Ganas de guardarla en un frasco y estudiarla para siempre.

- Eso es... perturbador.

- Lo sé -asintió, orgulloso-. Pero también es tuyo ahora.

El anillo en su dedo palpitó, como un corazón negro.

v a m p i r eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora