H e m a t o m a s

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La puerta cedió con un crujido. Hyuk estaba de pie frente a la ventana, su silueta recortada contra el paisaje de hierro y olvido: calles vacías devoradas por la maleza, faroles rotos balanceándose como ahorcados, maletas abiertas cuyas pertenencias ya no tenían dueños.

Pero lo que detuvo a Lumen fue el brazo derecho de Hyuk:

- La sangre corría por sus dedos, goteando en ritmo lento sobre las tablas del piso.
- Las heridas eran perfectamente paralelas. Autoinfligidas.

Ella arrancó una tira de su blusa y vendó la carne mutilada sin preguntar. Ya lo sabía:
"Esto era lo que ocurría cuando un vampiro intentaba resistir su naturaleza".

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Hyuk le levantó el mentón con un dedo helado. La luna los bañaba a ambos, pero solo a ella le doraba la piel.

- No hay final feliz para esto -susurró él, los colmillos asomando entre las palabras-. No habrá boda, ni arrugas compartidas, ni tumbas juntas.

Lumen apretó su mano contra la mejilla de él. Era como tocar mármol en invierno.

- Yo no quiero normalidad -dijo, deslizando los dedos hacia su cuello, donde las venas latían-. Quiero una realidad donde existas.

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Cuando sus labios se encontraron, la nieve fuera se volvió carmesí.

- Cada copo brilló como rubí pulverizado antes de disolverse.
- Era la magia caótica de Hyuk: un demonio incapaz de crear vida, pero sí de teñir la muerte de belleza.

Lumen sintió mariposas de obsidiana revoloteando en su estómago. ¿Era amor o el presagio de que su alma se enredaba con algo que no tenía?

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(POV. Hyuk )

"Mientes, Lumen. Yo sí quiero darte normalidad: pan recién horneado, tardes leyendo en el jardín, un gato que odie mis ojos fríos...
Pero solo puedo ofrecerte noches eternas y moretones que nunca sanarán."

v a m p i r eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora