G i r l I n T h e W o o d s

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(POV. Her)

Caminaba entre los árboles, llevaba una linterna en la mano y mi mochila en mi espalda. El viento helado me obligaba a llevar varios suéteres encima y unos jeans obscuros por debajo, unas botas para este tipo de tierra húmeda.

Era una caminata por el bosque a media noche, hoy era la noche más larga del año y decidí acampar y observar el cielo estrellado.

Normalmente no suelo hacer esto, por lo que era la primera vez. Me emocionaba encontrar una buena vista entre todos estos gigantes árboles, así que seguí recorriendo el lugar. Adentrandome más y más, escuché el trotar que parecía de algún caballo, fruñi el ceño antes esto. ¿Un caballo? una brisa helada me cubrió, escuché el quejido de un animal en agonía.

Me quede quieta sin mover un músculo, luego apague la linterna, así cualquier cosa que fuera no me encontraría entre la densa obscuridad ya que los pinos tapaban la luz de la luna.

Pasaron 10 minutos y no se escuchó nada, encendí la linterna y traté de buscar al pobre animal herido. Vi una luz de fogata entre unos árboles en círculo, caminé a pasos anchos sin pisar ninguna rama, estaba lista para sacar cualquier cosa que necesitase, pero al momento de llegar al lugar me quede petrificada.

Una figura alta con hombros anchos, estaba de espaldas devorándose a un joven venado Yaciendo en el suelo ensangrentado del torso.

El Chico se levantó, dio media vuelta y pude observar su rostro pálido con sus labios llenos de sangre al igual que sus manos.

Sonrió y dejó ver sus colmillos afilados. Era más claro que el agua que se trataba de un vampiro. Era una lastima que entre todas las cosas que traje no llevaba una estaca o tan siquiera la saga de Crepúsculo.

Lo apunté con la linterna directo a los ojos, tratando de cegarlo con esta, el solo llevó lentamente su mano derecha a un ojo.

- Baja eso.. - musitó, su voz era grave pero no lo suficiente para ser ronca. Me miraba directamente a los ojos, baje la linterna y la apagué debido a que la fogata alumbraba bastante.

- Eras la que estaba entre los arbustos hace un rato, ¿no es cierto? - sonaba serio pero sus movimientos eran relajados. No respondí ante su pregunta y una vez más me miro profundamente a mis ojos, no se que planeaba lograr con esa mirada. Ante todo esto, no estaba asustada. Supongo que después de ver toda una saga de Vampiros y Hombres lobo, le quita la acción a lo paranormal en la vida real.

- ¿Que haces?- pregunté y miré hacia sus manos teñidas de rojo. El tomó al venado y lo tiro a la fogata como si de una hoja de papel se tratase. Se sentó con sus rodillas hasta el rostro y miraba como el ciervo se quemaba.

Solté mi mochila, dejándola caer a la tierra húmeda. Guardé mi linterna y saqué mi libro junto con una pluma de tinta morada.

Me senté a cierta distancia del sujeto, y contemplé las estrellas, era el lugar que buscaba para observarlas. Al parecer el me miro sorprendido ante mi actitud despreocupada.

- Cualquier cosa que trates de hacerme, hazlo justo después de que termine. - solté y el volteó su mirada hacia la fogata. Mostraba una ligera sonrisa y sin mirarme habló.

- No tienes miedo.

Negué con la cabeza, y el me observó de pies a cabeza. Yo me Burlé ante su acción.

- Por favor muerde en el cuello. - solté una risilla sarcástica, al parecer esto le pareció divertido y rió levemente.

- Claro, porque ese es el lugar donde muerden los vampiros. - dijo con ironía mientras seguía mirando la fogata.

- Claro, ¿donde más morderían?

- ¿Te interesa acaso?

Negué con mi cabeza y seguí anotando en mi libreta. Me detuve un poco a pensar en mi situación, yo hablando con un vampiro, en un bosque, a media noche.. Parecía bastante obvio que estaba en la película de Crepúsculo.

- ¿No me matarás? - pregunté. Algo tembló dentro de mi, era temor y a la vez curiosidad.

- ¿Es lo que deseas? - me miró y se puso de pie. - Sabes, aun cerca de la fogata mi cuerpo sigue frío. Es porque yo ya estoy muerto. - sonrió por debajo y metió sus manos dentro de sus bolsillos. - Vamos, levantate. Te daré tiempo para huir. - soltó con cierto humor en sus palabras.

Negué de nuevo.

- Lo siento Dracula, e esperado un año para presenciar estas estrellas. Hoy no es mi día para volverme vampiro ni mucho menos para morir.

El se sorprendió, se acercó a mi y se quedó de pie aun lado.

- Te sorprendería el tiempo que llevó vivo.

Lo miré sorprendida. Cambié de parecer y guardé mi libreta dentro de mi mochila. La volví a colocar en mi espalda y alumbré mi camino con la linterna.

No dije nada, yo solo buscaba otro lugar para observar las estrellas. Me parecía muy normal el hecho de ver un vampiro, pero no entendía el porque. El me siguió, me daba cierto temor pero igual lo dejé pasar.

Me dí media vuelta y lo apunté con la linterna, su alta estatura me hacia apuntar muy arriba.

- Basta.. - musitó de nuevo, una mano cubriendo un ojo mientras la otra dentro de un bolsillo. Baje la linterna y lo miré retadoramente.

- Deja de seguirme. - hize una mueca de disgusto y me cruzé de brazos. El sonrió así mismo ante mi acción.

- ¿Cual es te nombre humana? . - preguntó sin más. Yo dejé salir una sonrisa de lado y lo volví a apuntar con la linterna.

- Más bien, ¿cual es el tuyo? - el tomó ágilmente mi linterna y la apagó.

- Mi nombre es Hyuk.

Al estar a obscuras su silueta me daba escalofríos. Aparté la vista de él y miré hacia aun lado.

- ¿Me lo de vuelves? - tendí mi mano sin mirarle.

- Primero, tu nombre. - habló con su voz sería y profunda.

- Me llamo Darden. - Me presenté y me devolvió la linterna. Yo la encendí y ahora una escalofriante cara estaba en su rostro. Empecé a temblar, fue entonces cuando volví a apuntarlo con mi linterna y el se detuvo.

Lo miré de mala gana y le dí un golpe en el hombro. Este se extrañó ante mi golpe y no dijo nada, dí media vuelta no sin antes volverlo a apuntar con la linterna.

Caminé un poco más y Vi una ligera colina donde se veía claramente el cielo estrellado. Coloque mis cosas en el lugar, y saqué unas servilletas de la mochila. Ahora el vampiro se volvió algo tímido y se quedó entre los árboles. Tomé su mano pero dí un brinco al sentir lo frío que estaba, el lo notó y me miro fijamente.

- Toma. - extendí mi mano y le di unas servilletas, el lo aceptó y se limpió rápidamente. - ¿Te quedarás ahí? - le pregunté. Este me miro extrañado.

- Te observaré desde aquí. - musitó mientras pasaba la servilleta por su pulgar derecho. No dije nada, no sabía que decir así que volví a donde se encontraban mis cosas y seguí haciendo lo que de hace un rato.

Sentía su directa mirada sobre mi, no quería sentirme nerviosa así que me dejé llevar por lo que hacia.

v a m p i r eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora