D e v i l H i m

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Hyuk no necesitaba dormir. Pero esa noche, oyó gritos ahogados desde el cuarto de Lumen. 

La encontró retorciéndose en las sábanas, el torso cubierto de sudor frío. 

— ¡No! ¡Hyuk, para! — gemía, atrapada en la pesadilla. Justo lo que él había hecho horas antes.

Se sentó a su lado y le tomó la muñeca, helada. 

—Despierta— ordenó, pero ella jadeó, arqueándose como si alguien la mordiera. 

Fue entonces cuando perdió el control.

La levantó contra el colchón, sus cuerpos separados solo por la delgada tela de su camisón. 

Lumen— gruñó, sintiendo su corazón acelerarse bajo sus palmas. 

Ella abrió los ojos, pupilas dilatadas por el miedo... y algo más. 

—¿Era yo el monstruo en tu sueño?— preguntó, deslizando un pulgar por su clavícula. 

Lumen tragó saliva. 

—No— mintió, pero su piel se erizó donde él la tocaba. 

Hyuk sonrió, mostrando colmillos. 

—Mientes peor que un humano—. Se inclinó, rozando sus labios contra el cuello de ella. Sin morder. —Pero si quieres ver al monstruo... solo dilo. 

Ella cerró los puños en su camisa. 

Ya lo vi —. 

Él esperaba repulsión. No que sus piernas se envolvieran alrededor de su cintura. 

Se separó bruscamente, dejándola temblando. 

Esto no es lo que necesitas —. 

—¿Y tú lo sabes?— Ella se incorporó, desafiante. —¿O solo temes que yo sea tu debilidad? 

Hyuk retrocedió hacia la ventana. El amanecer teñía el cielo de rojo. 

—Duerme, Darden. Mañana... hablaremos. 

Pero ambos sabían la verdad: 

Ninguno volvería a dormir en paz.

v a m p i r eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora