N i g h t m a r e s

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(POV. Híbrido: Narrador objetivo + Pensamientos de Hyuk en cursiva) 

Lumen cayó de la cama con un jadeo ahogado, las uñas clavadas en el pecho como si aún sintiera los colmillos de Hyde desgarrándole las costillas. 

<<Jekyll me salvó... pero fue él quien me devoró>>, pensó, tocándose las mejillas donde las lágrimas se habían congelado en la pesadilla. 

Hyuk la levantó antes de que sus rodillas tocaran el suelo. 

Ya no estás allí — murmuró contra su pelo, aunque él sí estaba en ese sueño: en los zapatos de ceniza, en los dientes que la masticaban, en la culpa que ahora le quemaba la garganta. 

Amaneció con niebla. Lumen cubrió la nariz con una mascarilla blanca, pero nada detenía el enrojecimiento de sus pecas. Hyuk cargó la única maleta (solo lo esencial: pastillas, un suéter, tres latas de atún) y rompió el domo con un gesto

El viento gélido arrancó un quejido de lumen. 

—Sube— ordenó, volviéndole la espalda. 

Ella trepó como un felino enfermo, aferrándose a su cuello. <<Pesa menos que un pájaro>>, pensó él mientras escalaba la montaña. 

La fogata crepitaba, pintando sombras en la manta verde oscuro que cubría a Lumen. Hyuk se sentó a tres metros de distancia —lo más cerca que podía estar sin que su frío la afectara— y observó cómo el rubor de sus mejillas palidecía. 

—¿Por qué no miras?— susurró ella de pronto, los ojos vidriosos por la fiebre. 

Hyuk apretó los guantes. <<Porque si lo hago, veré a Hyde reflejado en tus pupilas>>.

—Las pastillas— exigió, arrancándole la mascarilla. 

Lumen mostró el frasco vacío. Mintiendo.

Él le tomó la cara, obligándola a mirarlo. Las pecas rojas le punteaban la nariz como gotas de sangre. 

—Son hermosas— dijo, y no fue un consuelo: fue un reconocimiento. <<Marcas de vida en una criatura de muerte>>.

Lumen ruborizó hasta las orejas. 

Eres Jekyll — musitó, enterrando la cara en su abdomen. 

Hyuk no respondió. ¿Cómo explicar que Jekyll y Hyde eran la misma mentira?

La noche los envolvió. Lumen dormía contra su pecho inmóvil, ajena a cómo él trazaba círculos en su espalda, memorizando cada vértebra.

<<Si supieras que aún sueño con tu sangre...>>

Pero ella solo se acurrucó más cerca, buscando el frío que los humanos temen. 

Y por primera vez en siglos, Hyuk deseó estar caliente.

v a m p i r eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora