La sopa de tomate burbujeaba demasiado roja en la cacerola. Hyuk, con el delantal negro manchado de vino tinto, dejó caer una gota de su sangre desde el corte en su muñeca. El líquido brilló como mercurio antes de mezclarse.
— Come —ordenó, sirviendo a Lumen—. Quiero ver cómo mi esencia te recorre.
Ella tragó. Sabía a canela y cuchillas. y en tres segundos:
Sus pupilas se dilataron.
Un hilillo de sangre escapó de su nariz.
Hyuk limpió el rojo con su pulgar... y lo chupó.
(En la pared, sus sombras bailaban: la de él con alas de murciélago, la de ella con cuernos finos).
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Lumen se retorció entre las sábanas. Soñó, un Hyuk de 1789, vestido de verdugo, decapitando a una niña que llevaba su mismo vestido blanco. Un castillo cuyas paredes sangraban melancolía.
Al despertar, el sudor le empapaba el vestido escotado: La tela delgada se pegaba a los senos, transparentándose en los picos rosados. El olor; lavanda y hemoglobina (los recuerdos de Hyuk sudando por sus poros). Moretones en su cuello dos óvalos púrpuras donde él no la había mordido (¿o sí?).
Hyuk estaba al pie de la cama, tragando saliva cada vez que una gota resbalaba.
Entre sus pechos.
Hacia el vientre.
Deteniéndose en el borde interior de sus muslos.— ¿Vas a mirarme o a morderme? —jadeó ella, aún aturdida.
Él mostró los colmillos.
Lumen se paró frente al espejo. Vio su reflejo con ojos dorados (los de Hyuk en su sueño). Su vestido blanco teñido de rosa.
Hyuk apareció detrás. Su mano en el vidrio era un esqueleto cubierto de hiedras negras.
— Ya no eres humana —murmuró—. Pero tampoco una de nosotros.
Ella giró y le clavó el peine de plata en el pecho. Él sonrió al sangrar.
Lumen lo empujó contra el piano. Las teclas gritaron.
— Si me conviertes, perderás lo único puro en tu existencia —advirtió.
Hyuk desgarró el cuello del vestido. Los moretones brillaban como joyas.
—Prefiero corromperte que perderte —rugió antes de lamer el sudor de su esternón.
(Afuera, la nieve se volvió negra. Dentro, el rosario de Lumen se convirtió en serpientes de plata).
Mañana siguiente:
-Lumen desayunó huevos con pétalos de rosa negra (crecida en el jardín). Hyuk le pasó la mermelada con uñas recién afiladas.
"Y así, entre mordiscos pospuestos y faldas transparentes, aprendieron que el amor no es un banquete... sino el cuchillo que ambos afilan para cortarse el corazón."

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v a m p i r e
VampireDrácula jamás fue un ser tan entretenido. Derechos reservados por Jellyfish Entertaiment © PROHIBIDA SU ADAPTACIÓN, HISTORIA, COMPLETAMENTE ORIGINAL Y PROTEGIDA MEDIANTE LAS LEYES DE DERECHOS DE AUTOR, A NIVEL INTERNACIONAL NO SE ACEPTAN PERMISOS...