v a m p i r e

Angel or Vampire?

Hyuk intentó peinar el cabello de Lume  con los dedos, pero cada mechón se rebelaba, como si su naturaleza sobrenatural repeliera el simple acto de cuidar a alguien. 

— Deja eso —ella atrapó su muñeca—. Pareces un gato intentando enterrar su propio vómito. 

Él frunció el ceño, pero sus ojos brillaron de curiosidad: 
— ¿Los humanos siempre comparan todo con animales? 

Lumen le lanzó un almohadón a la cara. 

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La cocina parecía saqueada por un hamster psicótico: 

- 3 paquetes de galletas de animalitos (¿creía que eran literalmente para animales?). 
- 12 latas de atún (sin abrir, porque no sabía cómo funcionaban las anillas). 
- Una bolsa de manzanas con mordiscos diminutos (¿las había probado todas para ver cuál era "la menos asquerosa"?). 

— No sé qué comes —admitió Hyuk, señalando el caos—. Así que tomé cosas que no gritan al morderlas. 

Lumen mordió una galleta con forma de jirafa. Sabía a nostalgia y a error. 

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De pronto, Hyuk se irguió. Las sombras de la casa se arrastraron hacia él como perros obedientes. 

— Ellos huelen tu sangre —dijo, y el aire se espesó—. Necesito pintar una mentira alrededor de esta casa. 

Sus manos tejieron un domo de oscuridad viva, pero Lumen vio el precio: 

- Las venas de sus brazos ennegreciéndose. 
- Su aliento convirtiéndose en vapor negro. 

Cuando terminó, tosió una pluma.

Pequeña. Gris. Rota. 

Lumenn la guardó en su bolsillo antes de que él lo notara. 

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Afuera, el mundo ardía. Pero una escena los paralizó: 

Una niña arrastraba una muñeca sin cabeza por el barro. Hyuk alzó un dedo. 

La muñeca se levantó. Le creció una nueva cabeza de trapo, con ojos de botón que seguían a Lumen.

— Pobres idiotas —murmuró Hyuk—. Creen que el infierno es un lugar, no una especie. 

Lumen no supo si hablaba de los humanos... o de los vampiros. 

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— ¿Por qué me proteges? —preguntó Lumen, clavándole la mirada. 

Hyuk dejó escapar un suspiro que olía a vino viejo y huesos quemados: 

— Porque eres mi única excusa para no unirme a ellos. 

El rubor de Lumen fue instantáneo. Hyuk, alarmado, le apretó las mejillas: 

— ¿Te intoqué? ¿Es una reacción alérgica a los no muertos?

— ¡Es vergüenza, maldito reptil social!

Él inclinó la cabeza: 

— Los reptiles no sienten vergüenza. Solo hambre y frío. 

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— ¿Ángel o vampiro?  —bromeó Lumen, intentando alivianar el ambiente. 

Hyuk se rió, pero el sonido se quebró a la mitad. 

De su ojo derecho cayó una lágrima clara.

Del izquierdo, una gota de alquitrán. 

—Los dos —respondió—. Y por eso no sirvo para ninguno