H I M

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Al terminar la noche, justo a las 4:30 am, tomé mis cosas y di media vuelta. El estaba en el mismo lugar, observándome. No dije nada, su mirada era como si viera un trozo de carne, ¡oh! pero, es que soy un trozo de carne, bueno.. Al menos lo soy desde su punto de vista.

Di una reverencia y caminé entre los árboles, no sentí que el me siguiera así que continúe hasta buscar la salida. Mi mala suerte comenzaba, espera, ¿que no ya había comenzado?

No encontraba la salida y mi brújula estaba llena de errores..

- Se donde está la salida. - voltee y lo Vi de pie sobre una rama gruesa de los pinos. Lo apunté con la linterna y el se quejó.

- Dime entonces. - le ordené sin quitar la linterna de su rostro. El colocó una mano sobre su ojo.

- Baja eso.. - musitó con su ya describida voz. Negué con mi cabeza y entonces el se dejó caer de la alta rama. Cayó ileso, sobre ambos pies, su rostro estaba muy serio. Tomó mi muñeca en la mano donde se encontraba la linterna y dejó ver sus dientes afilados.

- ¡Hazlo Edward, tranformamé en vampiro! - bromeé, el arcó una ceja extrañado. De un jalón lo alejé de mi muñeca y resople.-
¿¡Porque son tan raros?! - hize un tanto Berrinche para mi misma, el estaba aun más confundido. - Aver, vampiro muestrame donde esta la salida. - volví a decir, el guardó silencio y apuntó con su dedo índice entre los árboles.
Yo hize una reverencia y con mi rostro expresando enojo dí media vuelta y seguí.

Pude sentir que me seguía así que pensé " Una mascota? " así que me decidí a aceptarlo como una.

- No soy una mascota. - habló con una voz clara y profunda. Yo voltee a verlo, el no se movió.

- ¿Cómo fue que..? - No me dejó terminar.

- Puedo saber lo que piensas. - habló de nuevo esta vez observando mis mejillas y mi cuerpo entero. No dije nada, me sentí algo incómoda con el hecho de poder saber lo que pienso.

Me voltee y seguí caminando. Los enormes árboles de cedro dejaban un amplio camino para caminar cómodamente sin tropezarse con ninguna
Rama o raíz.

Pude ver la ciudad desde lejos, entonces empecé a caminar a pasos anchos. Apagué la linterna al ver las luces de la calle iluminar el bosque.

Una vez fuera, voltee a ver al chico. Este estaba más cerca de mi, su alta estatura me hizo alzar mi rostro.

- Iré contigo.. - susurró, yo me sorprendí y negué con mi cabeza.
- No, no.. Mis padres me mataran al ver que tengo un vampiro como mascota. - Bromeé. El hizo una mueca y fruñó el ceño. - Claro que puedes, ¡porque mi vida no podía mejorar más! - dije con sarcasmo, el obedeció y me siguió sin decir nada.

v a m p i r eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora