K i n g d o m

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(POV. Darden)

Había despertado en una habitación muy grande, un nuevo atuendo me acompañaba y Hyuk no se encontraba en ningún lado. Me asome por la ventana y sentí un mareo al ver lo alto que se encontraba la habitación, la vista era de una película de horror. Todo era gris, una neblina cubría el bosque alrededor del lugar, me decidí a salir de la habitación.

— Eres el único que puede tomar el lugar del líder ahora! — se escuchaba el chillido de un hombre muy maduro pero con una apariencia joven. Me asome por el barandal  y pude ver la escena claramente.

Varios tronos en medio circulo y todos los que estaban sentados usaban un traje obscuro de clase. Hyuk estaba enfrente de ellos usando un traje obscuro pero con detalles de metal como navaja en los hombros. Mi atuendo era de la misma clase solo que las navajas metálicas estaban en la cola larga del vestido.

—¡El líder todavía puede vivir, Sin su sabiduría perderán el juego, y la legión de neófitos caerá!— llevé una mano a mi rostro cubriendo mi boca de que no saliera ningún chillido. ¿El sabia de todo esto? ¿Sabia que pasaría?

— Vaya que haz cambiado Hyuk, — habló otro de los que se encontraban en uno de los tronos. — Solía encantarte el torturar personas vivas, era el climax de tu vida ¿que ha pasado? — lo cuestionó, algunos de los presentes se impactaron al ver como uno de los suyos subió su tono ante alguien tan poderoso como Hyuk, como si el fuera un nivel más alto que el resto.

— ¿Como te atreves humano a cuestionarme? — hablo Hyuk tomándolo del cuello, lo alzo y luego rompió su cuello dejando escuchar el crujido de sus huesos rompiéndose. Los demás espectadores se quedaron espantados y se arodilaron ante el vampiro, este alzó la mirada hacia donde yo estaba  y de un movimiento veloz llego enfrente mio y tomó amabas manos, me pude percatar de que el llevaba sus manos cubiertas por unos guantes de cuero negro.

— No quiero que sientas mi helades — murmuró y Sonreí ante eso.

— ¿Que es lo que pasó? — pregunté soltándolo y recordando su conversación con los aún postrados vampiros.

— Dejame explicarte .. — me alejé poco a poco de el hasta tocar el barandal a mi espalda. El noto que trataba de alejarme de su lado y se detuvo a unos pasos mios. — ¿Estas molesta? — preguntó ¿como no iba a estarlo? ¡Él sabía sobre este apocalipsis vampiresco!

— Mentiste.. — susurré, a lo que el me tomo del brazo y me llevo forzadamente  dentro de la habitación de nuevo, impidiendo que los demás escucharán.

— No sabia que esto ocurriría. No estoy familiarizado con nada del clan desde hace un siglo, me alejé de todo  desde hace mucho. — respondió honesto y pude ver como su rostro serio se torno a uno mas tierno a mi parecer. Él parecía decir la verdad, y sus ojos ya eran castaños de nuevo, me miraba como si yo lo regañara y eso me conmovió solo un poco.

— Eras uno de ellos — pregunté miedosa al verle, con temor de la respuesta. El alzó mi rostro a lo que yo me negué.

— Soy maldad.

— Los eras, te he visto; no te gusta ser así. Pero estas tan acostumbrado que de igual forma lo haces sin mas remedio. Pero conmigo no eres como ellos, y no es por el anillo.— el fijó la mirada en mi al decir esto, sus ojos se movian nerviosamente mientras seguía inmóvil. Luego sonrió frustrado, volteando su cuerpo a la pared a su izquierda.

— Lo sabes tan bien. Pero también te equivocas, porque si disfruto hacer la maldad, pero al terminar.. Lo aborrezco. Siento temor por aquella ingenua alma que me encuentre en el camino, siento miedo por ti.

Lo miré con los ojos bien abiertos, su inquietud era hacia mi.

— No me harías daño — dije algo insegura de mi contestación. El dejó salir una carcajada irónica y me miró directo a los ojos acercándose un paso mientras guardaba sus manos en los bolsillos de el pantalón de traje.

— Pruebalo — me retó.

Yo me quedé pensando unos minutos, y entonces  me acerqué hasta estar cara a cara. Alzé mis manos rodeando su cuello el se quedó estático por unos segundos mientras lo despojaba de la gargantilla. Esto hizo que el anillo se deslizará de mi dedo, el me detuvo antes de bajar los brazos con la gargantilla en mano.

— No lo hagas..

Susurró al oído pero no me arrepentía. << confio en ti >> pensé sabiendo que el escucharía. Dejé caer el anillo al suelo.

— ¿Me dejas huir?

— No eres cobarde.

— Te puedo hacer daño

— Se que no lo harás.

— No estés tan segura.— sus ojos se cambiaron a su carmesí habitual teniendo como presa a Darden.

v a m p i r eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora