(POV. Lumen)
La primera certeza fue el frío.
Un lecho de terciopelo negro bajo mis dedos, tan gélido como la losa de una tumba. Me incorporé, y el vestido que alguien (¿él?) me había puesto susurró advertencias con sus hojas de acero. La habitación era una catedral vacía: techos altísimos, vitrales manchados de luna y ausencia.
Hyuk había desaparecido.
La ventana me mostró el reino de las pesadillas: torres afiladas como colmillos, bosques podridos por la niebla perpetua. ¿Cuánto tiempo llevaba inconsciente?
-¡Sólo tú puedes gobernarlos ahora!
La voz me arrastró al balcón. Abajo, en una sala circular iluminada por antorchas azules, siete siluetas vestidas de luto observaban a Hyuk. Él era distinto: su traje negro llevaba hombreras de metal afilado, como las alas de un cuervo enfurecido.
Un vampiro con cara de niño y ojos de anciano se atrevió a reír:
-Antes te embriagabas con los gritos humanos, ¿no? ¿Qué te detiene ahora?-
Hyuk lo alzó por el cuello.
-¿Crees que sigo siendo ese monstruo?-
El crujido de su columna vertebral retumbó en mis propios huesos.
Sus ojos me atravesaron antes de que pudiera esconderme.
Un suspiro de viento frío, y ya estaba frente a mí, tomándome las manos con sus guantes de cuero.
-No quiero que sientas mi helor- murmuró.
Retiré mis dedos como si me quemaran.
- Mentiste - escupí, retrocediendo hasta el barandal. -Sabías que este infierno existía-.
Por un instante, vi al asesino que acababa de aplastar un cuello sin pestañear. Luego, su voz se quebró:
-Llevo cien años huyendo de esta corte. Pero ahora... tú estás aquí-.
-¿Fuiste su rey?- pregunté, señalando los cadáveres elegantemente vestidos.
Sus pupilas se expandieron hasta borrar el café de sus iris.
-Fui el verdugo -.
Avancé hasta que nuestro aliento se mezcló.
-Conmigo eres Jekyll. Y no es por el anillo-.
Hyuk rió-un sonido áspero, como cristales rompiéndose-y hundió las manos en los bolsillos de su traje.
-¿Tan segura estás? Pruébalo -.
Mis dedos encontraron la gargantilla de plata en su cuello. El anillo de control cayó al suelo entre nosotros.
Silencio.
-¿Me dejarías escapar?- susurré.
Sus colmillos destellaron.
-Los lobos no liberan a sus presas, Lumen-.
El aire espeso olía a hierro y bergamota. Sus manos-desnudas ahora-rodearon mi cintura.
-Podría devorarte- dijo, mientras sus labios rozaban mi arteria.
Sonreí, desafiante.
-(POV. Lumen)
La primera certeza fue el frío.
Un lecho de terciopelo negro bajo mis dedos, tan gélido como la losa de una tumba. Me incorporé, y el vestido que alguien (¿él?) me había puesto susurró advertencias con sus hojas de acero. La habitación era una catedral vacía: techos altísimos, vitrales manchados de luna y ausencia.
Hyuk había desaparecido.
La ventana me mostró el reino de las pesadillas: torres afiladas como colmillos, bosques podridos por la niebla perpetua. ¿Cuánto tiempo llevaba inconsciente?
-¡Sólo tú puedes gobernarlos ahora!
La voz me arrastró al balcón. Abajo, en una sala circular iluminada por antorchas azules, siete siluetas vestidas de luto observaban a Hyuk. Él era distinto: su traje negro llevaba hombreras de metal afilado, como las alas de un cuervo enfurecido.
Un vampiro con cara de niño y ojos de anciano se atrevió a reír:
-Antes te embriagabas con los gritos humanos, ¿no? ¿Qué te detiene ahora?-
Hyuk lo alzó por el cuello.
-¿Crees que sigo siendo ese monstruo?-
El crujido de su columna vertebral retumbó en mis propios huesos.
Sus ojos me atravesaron antes de que pudiera esconderme.
Un suspiro de viento frío, y ya estaba frente a mí, tomándome las manos con sus guantes de cuero.
-No quiero que sientas mi helor- murmuró.
Retiré mis dedos como si me quemaran.
- Mentiste - escupí, retrocediendo hasta el barandal. -Sabías que este infierno existía-.
Por un instante, vi al asesino que acababa de aplastar un cuello sin pestañear. Luego, su voz se quebró:
-Llevo cien años huyendo de esta corte. Pero ahora... tú estás aquí-.
-¿Fuiste su rey?- pregunté, señalando los cadáveres elegantemente vestidos.Sus pupilas se expandieron hasta borrar el café de sus iris.
"-Fui el verdugo -.
Avancé hasta que nuestro aliento se mezcló.
"-Conmigo eres Jekyll. Y no es por el anillo-.
Hyuk rió-un sonido áspero, como cristales rompiéndose-y hundió las manos en los bolsillos de su traje.
-¿Tan segura estás? Pruébalo -.
Mis dedos encontraron la gargantilla de plata en su cuello. El anillo de control cayó al suelo entre nosotros.
Silencio.
-¿Me dejarías escapar?- susurré.
Sus colmillos destellaron.
-Los lobos no liberan a sus presas, Lumen-.
El aire espeso olía a hierro y bergamota. Sus manos-desnudas ahora-rodearon mi cintura.
-Podría devorarte- dijo, mientras sus labios rozaban mi arteria.
Sonreí, desafiante.
-Inténtalo -.
Y en ese momento, los dos mentimos.
Y en ese momento, los dos mentimos.

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v a m p i r e
VampireDrácula jamás fue un ser tan entretenido. Derechos reservados por Jellyfish Entertaiment © PROHIBIDA SU ADAPTACIÓN, HISTORIA, COMPLETAMENTE ORIGINAL Y PROTEGIDA MEDIANTE LAS LEYES DE DERECHOS DE AUTOR, A NIVEL INTERNACIONAL NO SE ACEPTAN PERMISOS...