v a m p i r e

A c h i l l e s h e e l

El domo brillaba bajo la luna, una burbuja de tinta roja flotando sobre la casa. Dentro, Darden dormía. Afuera, Hyuk contaba los latidos de su corazón desde la ventana. 

<<¿Cuánto tiempo más podré protegerla antes de que mi propia sed la mate?>>

Un crujido. Darden se incorporó en el sofá, encontrándose con los ojos rojos de Hyuk clavados en ella. 

—¿Por qué me miras así?— susurró, frotándose el brazo donde él la había sujetado sin querer. Había moretones en su piel.

Hyuk retrocedió como si la hubiera quemado. 

—Alguien sabe que estás aquí— dijo, la voz áspera. <<Dracul. Siempre Dracul.>>

—Pero tu domo... 

— No es suficiente.

Ella lo estudió, lenta, como descifrando un código. Luego, con una calma que lo aterró: 

—Hazme lo que eres. 

El aire se heló. 

Hyuk la empujó contra la pared, garras hundidas en el yeso a cada lado de su cabeza. Rojo. Todo era rojo.

—¿Crees que esto es salvarte?— rugió. <<Es condenarte. Como a mí.>> —¿Sabes lo que es matar cada noche para no enloquecer? ¿Oler sangre y sentir que te devora por dentro?— 

Darden no se inmutó. 

—Prefiero eso a ser tu tumba. 

Hyuk soltó un gruñido animal y selló la casa con un hechizo que hizo sangrar sus propias venas. 

Árboles quebraban como cristal bajo sus puños. Sangre, savia, rabia. 

<<Si la convierto, la perderé. Si no lo hago, la matarán.>> 

— ¡Hazlo! — La voz de Hyde emergió de su boca, distorsionada. Su reflejo en un charco mostraba ojos negros y dientes afilados. —Ella quiere sobrevivir. ¿O prefieres verla morir humana?— 

Jekyll (el Hyuk de ropas blancas, ahora manchadas de lodo) se llevó las manos a la cabeza. 

—No somos jueces de su vida. 

— ¡Somos su única opción! — Hyde le lanzó una rama rota que se clavó en su hombro. —Mírate. Ya estás condenado. ¿Por qué no arrastrarla contigo?— 

Hyuk cayó de rodillas. En la hierba a sus pies, tres gotas de sangre formaban un símbolo: la misma marca que Dracul había dejado en su casa. 

<<Nos observa.>>

Y entonces lo entendió: no importaba su elección.

Darden ya estaba perdida.