T r a p

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Vivo por ti, y es una condena.

La observé mientras dormía, como un ladrón frente a una joya que no puede robar

Su respiración era un ritmo hipnótico. Yo, que nunca necesité dormir, envidiaba cada suspiro

La tomé de los hombros, sintiendo cómo su pulso se aceleraba bajo mis garras.

Quería probarte —mentí, acercando mis labios a su cuello—. Pero luego... no pude

Mi boca se desvió hacia sus labios. Fue un error. 

Ella saboreaba a: 

- Cerezas maduras (el jugo que bebió antes de huir del mundo). 
- Mentiras (las que me repetía cada noche). 
- Algo más que no pude identificar... ¿inocencia? ¿Piedad? 

Está bien —dijo, como si mi tormento le importara menos que el clima. 

Algo dentro de mí crujió como hueso viejo

Alto —ordenó, rozando el aro negro. 

Caí de rodillas.

El suelo se partió bajo mis palmas. Ella sonreía, ignorando que acababa de despertar al monstruo que siempre fui

No juegues así —gruñí, levantándome con lentitud deliberada—. Habrá consecuencias

Mis manos envolvieron las suyas. Ella no las retiró.

¿Por qué no me detienes? —desafié, acariciando su mentón con un dedo. 

Su rubor fue delator. 

Tres horas después, yo era el guardián de su sueño

Mi mano flotaba sobre su cabello, sin atreverse a tocar. El frío de mi piel podía helarle los sueños. 

Hyuk... —murmuró, volteándose en la cama. 

El espacio que dejó era una trampa. Me acosté a su lado, rigido como un cadáver en su ataúd

- Su calor vs. mi frialdad
- Su respiración vs. mi silencio
-Su humanidad vs. mi maldición.

La última farola exterior se apagó. 

En la oscuridad, por primera vez, no quise ser lo que soy.

v a m p i r eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora