I n v o c a t i o n o f t h e D e v i l

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El círculo de fuego no era rojo. 

Era negro

Un anillo de llamas que absorbía la luz en lugar de emitirla, derritiendo la hierba en cenizas con patrones de rostros gritando. Hyuk tomó la mano de Lumen sin pedir permiso. 

No mires a los ojos de lo que vendrá —advirtió, pero era demasiado tarde. 

Ella ya había visto las formas moviéndose bajo la tierra.

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La "virgen" era una mentira. 

Lumen lo supo en el instante en que el viento arrancó la venda de la chica: 

- Marcas de agujas en los brazos.
- Ojos vidriosos de quien ya había vendido su alma antes.

¡Tómala! —rogaba el líder del culto, un hombre con símbolos de deudas grabados en la frente

Hyuk sonrió, pero sus ojos (verdes y rojos al mismo tiempo) decían "¿ves ahora por qué no merecen piedad?"

El mordisco fue un juicio: la chica se convulsionó, escupiendo sangre negra que olía a azufre y pactos rotos. 


Los lingotes de oro que Hyuk arrojó al suelo gritaron al impactar

Su recompensa —dijo, mientras el metal se convertía en serpientes de escamas doradas que se enroscaban en los brazos de los cultistas. 

Lumen vio la verdad: 

No era oro.

Eran las almas de anteriores ofrendas, condensadas en un brillo que cegaba. 

Los humanos aplaudían mientras las serpientes *
les royendo los huesos por dentro.

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Hyuk trazó el símbolo con el dedo índice, usando: 

- Sangre de la chica(para el círculo). 
- Su propia sombra (para las puntas de la estrella). 

Las palabras en latín hicieron que los árboles alrededor sangraran savia espesa

"Ut eorum animae ad suos actus reddere"

("Que sus almas rindan cuentas por sus actos"

Lumen sintió el significado real: 

No era un hechizo.

Era una sentencia

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La sangre en los labios de Hyuk no era humana. 

Lumen lo sabía cuando lo limpió con su manga, manchando la tela de un rojo que brillaba en la oscuridad. 

¿Por qué? —preguntó, aunque ya conocía la respuesta. 

Hyuk la besó con la urgencia de quien intenta borrar una culpa

Ella lo dejó. 

Pero no respondió al beso.

El anillo en su dedo se partió levemente, dejando escapar un susurro: 

"Él miente." 

v a m p i r eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora