El último auto del fraccionamiento partió con las puertas mal cerradas y un niño llorando contra el vidrio. Observé cómo el padre arrancó el coche con las llantas chirriando, dejando atrás una casa con la puerta abierta y un peluche abandonado en el jardín.
Hyuk apareció a mi lado, sigiloso como un suspiro.
- ¿Tienes frío? -preguntó, aunque sabía que era una excusa para alejarme de la ventana.
- No -mentí, frotándome los brazos bajo su suéter (que olía a tormenta pasada y a algo más... ¿azufre?).
Él siguió mi mirada hacia la casa abandonada.
- Los humanos siempre dejan cosas atrás -murmuró-. Como si el miedo les hiciera más ligeros.
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De un estante polvoriento, Hyuk sacó un volumen encuadernado en piel (esperaba no preguntarme de qué animal).
-El único humano que no me pareció un simio con smartphone -dijo, entregándomelo.
El título rezaba: "Tratado sobre la Inutilidad de la Moral en Especies Superiores".
-¿...Esto es ficción? -pregunté, pasando una página con cuidado.
-Es autobiografía -respondió él, muerto de serio.
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El segundo piso seguía siendo territorio vedado. Pero, como cualquier humana con acceso a Wi-Fi y padres distraídos, desobedecí.
Una sombra se alzó en lo alto de las escaleras. No era Hyuk.
Era algo más delgado, más anguloso, con ojos que brillaban como brasas en un pozo.
- Te dije que no subieras -la voz de Hyuk me heló la nuca.
Me giré tan rápido que tropecé contra su pecho (duro como mármol, frío como un ataúd recién excavado).
- Lo siento -susurré, pero él ya no me escuchaba.
Su mirada estaba clavada en la escalera, donde la sombra se reía sin sonido.
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Me senté en el sofá, cruzando los brazos. Hyuk tomó asiento frente a mí, las manos entrelazadas como un villano de Bond.
- Necesito respuestas -dije.
- Pregunta -respondió.
-¿Qué hay arriba?
-Nada que te gustaría ver.
-¿Cómo saldremos del domo?
-Cuando dejes de oler a comida.
- ¿Dónde dormiré?
- En el sofá... -hizo una pausa dramática- ...o en mi ataúd, si prometes no roncar.
Le lancé un cojín. Lo esquivó sin pestañear.
-¿Y qué soy para ti? -la pregunta se me escapó como un suspiro.
Hyuk miró hacia la ventana, donde la luna luchaba por asomarse entre las nubes.
- eres el único humano cuyo cerebro no suena como un mercado de pulgas -dijo-. Ayer pensaste en la teoría de cuerdas. Hoy en empujarme por las escaleras.
- Eso se llama conflicto emocional.
- Eso se llama ser un rompecabezas que quiero resolver -susurró, acercándose-. Con pinzas. - Eres el único ser que me hace preferir este siglo al anterior -dijo, y luego, como para arruinar el momento-: Y mi excusa para comprar galletas con forma de jirafa.
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v a m p i r e
VampirosDrácula jamás fue un ser tan entretenido. Derechos reservados por Jellyfish Entertaiment © PROHIBIDA SU ADAPTACIÓN, HISTORIA, COMPLETAMENTE ORIGINAL Y PROTEGIDA MEDIANTE LAS LEYES DE DERECHOS DE AUTOR, A NIVEL INTERNACIONAL NO SE ACEPTAN PERMISOS...
