Capitulo 69

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Cuando tenía trece años, Fred y George me retaron a comer la mayor cantidad de ranas de chocolates que pudiera en el camino al castillo, al llegar ahí, estuve toda la cena de bienvenida vomitado y tomando el medicamento asqueroso que me dieron. Fred y George no se movieron ningún instante de mi- ese año no hicieron su tan típica primera broma del año-.

A los catorce estábamos todos los de nuestra generación en la sala común y a Marie se le había ocurrido hacer un juego que incluía besos y cosas así, creo que era un juego muggle llamado la botella. Ahí fue cuando di mi primer beso con George y Fred se sintió fuera de lugar y tuve que darle mi segundo beso. Ambos pasaron el resto del año molestándome sobre quien besaba mejo ¿la verdad? Ambos besaban igual.

Durante las vacaciones de verano de cuarto año, fuimos al mundial y ninguno de ellos me dejo ir sola a ningún lugar, incluso Ginny me acompañaba al baño si quería ir.

Los gemelos siempre estaban conmigo, siempre. En cada momento, en cada historia, en cada enfermedad que tenia o en cada problema siempre estaban ahí para mi ¿Qué si sabía sobre los sentimientos de ambos? Todo el tiempo, por eso había decidido Salir con Cedric, no me iba a arriesgar a escoger a uno y perder al otro, ambos eran importantes para mi... pero también estaba Angelina, aquella chica encantadora que miraba a Fred con ojos de enamorada... en un futuro donde no esté yo... ¿Qué pasará?

Dejo de pensar en los chicos en el instante en que veo a James entrar a la sala, desde que Marlene se fue a vivir con Sirius ambos habíamos hablado sobre las ideas que podíamos tener para un hogar y donde escogerlo... era tan maravilloso pensar en un final feliz.

— ¿Qué haces? —pregunta mientras me da un beso rápido en la frente y yo sonreía viendo su rostro

—esperando a mi prometido... se ha tardado un poco—respondo bromeando mientras él se burla de mis palabras y decide simplemente abrazarme mientras caminamos hacia la chimenea. Utilizar los polvos se ha vuelto uno de los medios de transporte más seguros desde que estamos en esta guerra con Voldemort y aunque aún ni siquiera ha llegado a la mitad ya hay personas que han desaparecido, hijos de muggles que han sido asesinados y mestizos que han sido corridos de sus puestos.

—una libra por tu pensamiento—me dice James mientras mira hacia el cielo y yo niego firmemente.

— ¿la verdad? Estaba pensando en cosas irrelevantes para nosotros...

—Está bien, haremos como que te creo pero no te salvas en decirme que ocurre si te veo pensativa otra vez—me reprocha rápidamente mientras me miraba serio. Eran pocas las veces en que James Potter me miraba a mí, ____ Evans serio. Es más, hasta las podría contar.

—James... quiero helado

— ¿con este clima?

—Sí, con este clima—respondo mientras lo miro seria. El solo asiente rápidamente y me deja ir de primera hacia la heladería donde ambos pedimos copas de chocolates y nos sentamos mientras mirabas a todos los niños con sus familias.

— ¿crees que haremos esto?

—cuando era pequeña solía hacer esto con mis padres cada vez que estaba triste, ellos me llevaban a comer helado mientras jugaba con otros niños y luego nos íbamos a casa y papá me contaba una historia antes de dormir...

— ¿así que estas triste?

—un poco sí... Dumbledore guardó la ya sabes que en una de las cámaras en el banco pero... ¿Qué pasa si...

—nadie aparte de Dumbledore, de ti o de mi conoce el paradero de esa piedra ____, ni siquiera el ministro... así que no hay de qué preocuparse

—pero ¿Qué pasa si...

—nada pasará mi amor, tienes que estar tranquila... eso es lo que él quiere, quiere vernos temer pero no temeremos... no mientras estemos juntos

—mientras...

— ¿quieres algo de comer o ya estas llena con el helado? —sabía que James había cambiado la conversación para que no me vea tan perdida como realmente estaba y es que me era imposible pensar en otra cosa que no fuera Voldemort y su intento por domina el mundo mágico

—quiero ir a casa...

—está bien... ¿quieres que me quede contigo?

—Solo si tú quieres—respondí como una niña pequeña mientras lo miraba esperanzada con que su respuesta fuera sí. Él se rió complacido mientras sus ojos se hacían pequeños por su risa.

—claro que quiero pelirroja.

A la mañana siguiente cuando despierto me encuentro con James abrazándome por la cintura y sonrío, lentamente me giro hasta quedar de frente a él y veo sus pequeños rasgos, sus pestañas largas y su cabello desarreglado mientras paso lentamente mi mano por su rostro. Es tan perfecto que me sorprende que esté a mi lado.

—deja de verme... me das miedo—dice James aun con sus ojos cerrados mientas sonríe

— ¡Hey! Se supone que estas dormido—respondo mientras mis mejías están rojas— ¿desde hace cuánto estas despierto?

—desde que te moviste... ¿todo bien?

—Si... solo que te ves extremadamente tierno mientras duermes—respondo mientras él me mira sonriendo y me da un beso.

—iré a darme una ducha... vendré luego para que vayamos juntos al cuartel... ¿ok? No quiero que vayas sola

—James....

— ¿sí?

—Nada—respondo mientas sonrío—ve, te esperaré aquí con el desayuno listo

— ¡gracias! —dijo sonriendo mientras desaparecía de la casa y me encaminaba hacia el cuarto de ducha.

¿Qué posibilidades habían de que fuera más feliz que en estos momentos? Sirius y Marlene estaban en su mejor etapa, James y yo nunca discutíamos y era la relación más estable de la cual se podría hablar y las misiones con la orden iban de maravilla... ¿Qué más pedir?

Que tan poco sabía lo que ocurriría dentro de una semana.

Cambiando el futuro (James Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora