Capitulo 1.

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Eres mi cielo, pero también eres infierno, y en ambos me gustan.

En ambos te quiero.


Santiago de Chile.


Sábado, 16:30am


-Amber-

Hace mucho ya no veo a Nicolás, más o menos cinco años, no sé de él, nadie me habla de él, incluso mis tías que sé que están en contacto.

Lo peor es que su ausencia aún me duele, no lo he podido superar en todo este tiempo, no lo sé, a lo mejor será su forma de tratarme, sus besos, e idioteces lo que marcaron mi vida.

Nunca pensé que me dejaría o que al menos dependiera tanto de él, en la forma en que ahora me encuentro.

Mis padres aún no saben que siento cosas por él, pero mi tía sí.
Ella se dio cuenta porque una vez me vio llorando, una de tantas veces.

Lo odio, odio sentirme así por él, odio amarlo en la forma en la que lo amo, no es sano y estoy consciente de ello, pero no ha llegado otro chico que me haga sentir igual, como lo hizo Nicolás.

He intentado olvidarlo, de mil formas: Ayudo a mis padres en sus trabajos, e incluso a mis tíos, cuido a Sergio, trato de ser la mejor en mi escuela y tomar cursos libres, pero nada funciona.

Todo me recuerda a él, su esencia, su aroma, su sonrisa estúpida, sus chistes rémalos, hay momentos en que el dolor aumenta, sé que debe estar con otra chica y nada más de saber eso hace que me deprima, y las ganas de llorar vuelvan

Cuando cumplí los diecisiete, mi tía le envío la invitación y no apareció.
Guardé las esperanzas de que podría volverlo a ver, de que me abrazara y me susurrara que siempre estará conmigo.
Pero no, él no llegó a la fiesta.

Vino Siane y me alegró en cierto modo, es mi mejor amiga pero me recordó a él, ellos tienen una personalidad un poco parecida.

-¡Llegó el rayo de luz, el amor de sus vidas, lo mejor que puede existir!- Gritó mi tía Eleonor, y rápidamente salí de la habitación.

-Amber está en su habitación- Dijo mi papá riendo y vi como rodó los ojos.

-Hola Tía- La saludé y se giró hasta donde yo estaba y me abrazó.

-¿Estas bien?- Susurró, asentí con la cabeza, se separó de mí y me miró de pies a cabeza. -Claramente no lo estas, ok vamos a mi casa- Nos separamos y fui a buscar algunas cosas en mi habitación. -Me llevaré a mi sobrina- Escuché cuando le hablaba a mis padres y luego me gritó: -¡Pero Apúrate, mujer!-


Caminamos solo cinco minutos ya que su casa estaba cerca de la mía, llegamos y saludé a mi tío Jared rápidamente porque hacia un trabajo.

-Amor, ¿a dónde vas?- Le preguntó a Eleonor.

-Al cuarto de Amber, tenemos que hablar- Me tomó de la mano, y entramos al cuarto que me tenían asignado.


-Cuéntame- Nos sentamos en la cama y yo jugaba con los dedos.

-Lo extraño tía, cada día que pasa es peor, incluso soy tan de malas que hay un chico en mi salón que se llama Nicolás- Bajé la mirada apenada, sé que tenía ganas de reír al igual que yo.

-Corazón de melocotón, escúchame- Alce la mirada riendo, de todos los apodos extraños que ella me dice, ese encabeza la lista.

-Estás loca, ¿sabías?- Esta asintió.
-Quiero olvidarlo, es lo único que deseo- Esta acomodó un mechón de mi cabello que colgaba en mi rostro.

-Ya te lo he dicho, ponerte a pensar de más te va afectar, busca hobbies, mira videos pero eso sí cuando sientas que quieres volver hablar de él llámame, después no sabes qué hacer con tanta mierda emocional - Asentí.

-¿Qué harías si mi tío te dejara?- La miré y esta se colocó tensa.

-No lo sé a lo mejor... - Jared, estaba en la puerta sonriendo y la interrumpió

-Nunca la dejaré, sé que no es la respuesta que esperabas, pero es que tan solo mírala no dejaría ir a esta mujer- Se colocó detrás de ella y la tomó por lo hombros, Eleonor sonrió.

-¿A este grado amas a Nicolás?- Me miró mi tío algo preocupado y mordí mi labio y sentí ganas de llorar de nuevo.

-Si tío- Mi voz quebró y oculté mi rostro entre mis manos.
- Es mi cielo, pero también es infierno, y en ambos me gustan.
En ambos lo quiero- Alce la mirada y Sus expresiones reflejaban preocupación


-Que escuche el audio- Dijo Jared a Ele

-Eso no ayudará en nada, amor- Lo miró.
Fruncí el ceño, no sabía de qué estaban hablando.

-¿De qué hablan?- Me miraron

-Dile tú- Le dijo a mi tía.

-No tú- Le sonrió a mi tío y rodé los ojos.

-Y ¿yo por qué? Tu eres su psicóloga- Le guiñó el ojo riendo.

-Mardito- Se levantó de la cama y salió de la habitación.


-¿Que me va a mostrar?- Le pregunte a mi tío.

-Psicóloga, ¡Apúrate!- Gritó, y rodé los ojos.

-¿Por qué no me puedes decir tú?- Este me miraba riendo.

-Porque si te digo a lo mejor te coloques como loca y después no sé cómo controlarte- Reímos y luego de cinco minutos llegó mi tía, tenía en sus manos un pote de helado de chocolate.

Abrí los ojos y se lo intenté quitar, pero me pegó en la mano.

-¡Quieta! El helado es para después- Se sentó a mi lado, y Jared no paraba de reír.
-Antes, tengo rato que no veo a Liz- me miró, y torció los labios.
Estaba ansiosa, no sabía que me iban a mostrar y ese helado me estaba haciendo mofa.

-Yo la vi hace tres días- Le Sonreí y le hice una seña para que hablara.

-Yo hace una semana, perra esa, mínimo y nos va a regalar otro sobrino- Jared volvió a reír.

-Amor, apúrate que Amber está que te golpea- La verdad si, esta me miró y arqueo una ceja, quería que dejara el misterio y hablara de una puta vez.

-Ah esto- Sacó su celular y tecleaba en él.
-Procura no morirte- Me sonrió, me pasó el celular y vi que era un audio, así que lo reproduje.


-Sé que estoy actuando mal, que me merezco todos los golpes que me dices, pero Ele, aún la amo, he hecho mil cosas y nada funciona, amo a Amber-

Dejé de respirar por un momento, y abrí los ojos como plato, Mierda era Nicolás.
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Portada; Créditos a WriterCB

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