Capitulo 34.

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-¡Auch!- Solo escuchaba las quejas de Eleonor una y otra vez, había apostado con Liz que no era capaz de usar uno de los tacones de mi mamá, solo camino dos cuadras y media y lanzo a lo lejos los tacones.

Todos decidieron volver a la playa, yo por el contrario decidí quedarme y pensar que hare después de que ellos se vayan, ya falte dos días al trabajo, Jerry me llamo y me dijo que no me preocupara que las cosas en el trabajo seguirán igual, pero no creo que sea prudente de igual manera, buscare otro trabajo.

Nicolás por alguna razón tampoco quiso ir, ha estado toda la mañana hablando, y jodiendo con Evaluna, se ven tan lindos juntos, él la hace reír, y viceversa. Tienen la sonrisa parecida.

-¡Ma, ma!- Me halo de la blusa y la mire, en un momento rápido solo sentí dos cuerpos encima del mío, las carcajadas de Evaluna, el aliento a menta fresca de Nicolás, cuando la niña se bajó, este me miro un momento y escaneo mi rostro de manera detenida, pareciese que buscaba algo pero no lo encontraba. Se detuvo en mis labios y abrió ligeramente los suyos. Su peso se fue aminorando a medida que se acercaba, cerré los ojos al sentir el roce de sus labios y pronunció:

-Si el universo supiera cuanto te amo, le daría vergüenza ser tan pequeño- Me dio un pico y abrí los ojos de golpe. Este solo sonrió, me guiño el ojo y se bajó rápidamente.

-Tenemos que hablar- Hable una vez logre calmarme, ese hombre revuelve todo mi sistema.

-Vamos Evaluna- Le dio un beso en la mejilla. –Tu mamá se colocará amargada- Y antes de que pudiera pronunciar otra palabra, abrió el pómulo de la puerta y salió corriendo con la niña en sus brazos, esta gritaba por todo el pasillo riendo.


Me tendí en la cama nuevamente como una plasta de mierda, intentando poner orden a todo esto, no podemos seguir así, él tiene esposa. No sé qué pasara después de esto, si se olvidara de nosotras, o que pasara entre nosotros.


¿Por qué tenías que volver, care mierda?

Y sonreí como idiota al pensar en él: Me encantas, me encanta esa manera en la que me haces sentir, me encanta me encanta lo cursi que puedo llegar a ser cuando hablo de ti, me encanta la manera en la que nada parece importarme cuando estoy con él, me encanta que yo le encante porque eres más de lo que pensé tener.

-Si yo estuviera en la misma posición, pensando en comida, creo que también estuviera sonriendo- Escuche la voz de Nicolás y me sobresalte. Posterior a eso, pasé mi mano por mi rostro, me senté y lo mire con cara de pocos amigos.

-No entres así pendejo, me asustas- Rodé los ojos y el entro, y se sentó a mi lado sonriendo.

-¿Cómo te gustaría entonces que entre, cielo? Alzo las cejas.

-¿Y la niña?- Solté un suspiro imprevisto y miro hacia la televisión.

-Sofía y Siane vinieron a buscarla- Se alzó de hombros y volvió a mirarme. -¿De qué querías hablar?-

Pensé un momento que putas le iba a decir, y luego de unos minutos de pensar añadí:

-Ustedes se van mañana- Asintió como si le fuese preguntado. –Y quería saber cómo íbamos a hacer con la niña- Su ceño se frunció y me miro como si fuese dicho la cosa más estúpida en este mundo.

-Te vienes conmigo Amber Patricia- Quedé en shock, ya que hace unos días me preguntó, ahora suena más bien como una orden, pero debo pensar en mis estudios.

-Sé que estoy casado, pero ya arreglare eso, quiero estar contigo y con mi niña, igual todo fue un mal entendido ¿No?- Me miró serio y asentí.

-No te preocupes por tus estudios, los retomaras, sé que te gusta más la psicología que eso que andas estudiando ahora- Se alzó de hombros y no reprimí las ganas de abrazarlo.


Me lancé encima de él, y caímos a la cama, el coloco su mano en mi cintura y sentí un escalofrío en mi espina dorsal. Hace mucho no sentía esto, al menos no con esta intensidad.

Coloque mi rostro en su pecho y cerré los ojos. Este colocó su mano en mi cabeza y comenzó a hacerme masajes.

-¿En qué piensas?- Su voz se escuchaba ronca.

-Me gustan los abrazos en los que sin querer se cierran mis ojos- Dije sin pensar y escuche su risa.

-Todo de mi te encanta, nena- Rodé los ojos y me alce un poco solo para verlo. Mi expresión reflejaba un ¿En serio Nicolás? Al parecer entendió porque soltó tremenda carcajada.

Sus ojos se hacían pequeñitos, casi que ni se ven cuando sonríe.

-Me da risa tus ojos, ¿Tienes algún pariente chino?- Y su risa paró y me miro serio.

-Te pasas de mardita- Reí y lo bese en sus labios, para luego bajarme. Ya estaba sintiendo como calor.


Escuche cuando tocaban la puerta, y vi como Nicolás gruñía, reí y abrí la puerta. Era Liz y Jared.

-Disculpen que les matáramos el polvo pero necesitamos unas cosas para la niña- Dijo Jared siendo lo más imprudente en todo el sentido de la palabra.

-Adivina Liz, Amber se viene con nosotros para Chile- El tono que uso Nicolás me pareció tierno ya que se veía emocionado.

-¡¿De verdad!? ¡Eso es genial!- La emoción se contagió en toda la habitación, ya que Jared y Liz me abrazaron.

-Iré a comprarte el pasaje-Me miro sonriendo, y Jared decidió acompañarlo. No creí que fuera verdad, en que momento pasamos a ser algo de nuevo. Pero me gusta.

-¿Algo que deba saber?- Liz arqueó una ceja sonriendo y la golpee en el hombro.

-Sí, que deberías ayudarme a empacar mis maletas-


Salimos de la habitación, y nos dimos cuenta que estaban todos en la piscina; Nicolás se encargó a decirles a todos que iba a regresar con ellos. Mis padres estaban súper felices, y me acompañaron a mi apartamento a empacar.


16:30pm


Aún seguía recogiendo mis cosas, aunque no me faltaba mucho, escuche cuando mi celular sonaba. Era Nicolás y sonreí como estúpida.

-Hola- Me senté en las sillas del comedor y espere su respuesta.

-Hola amor, el vuelo está programado para las 12del mediodía, al igual que nosotros-Y mi corazón se detuvo por unos segundos al escucharlo.     

Stay By Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora