Quizás no se note, pero me estoy esforzando mucho para no rendirme.
Viernes, 13:40pm
Santiago de Chile
-Amber-
La tensión que se sentía en el ambiente era bastante pesada, no sé qué ocurría entre ellos exactamente, ya que aún Nicolás se resigna a decirme.
Nos encontrábamos Nicolás, sus padres y yo almorzando en el restaurante del hotel donde se están quedando.
Su madre, Amalia, piel blanca, cabello hasta la altura de sus hombros color negro, un poco robusta, y supongo que mide uno setenta y algo, es bastante agradable, tiene buen sentido del humor y al parecer le agrado.
Todo lo opuesto a su padre, Ángel, un poco moreno, cabello negro, contextura gruesa, y mide ¿Uno ochenta? Quizás, muy poco habla, siempre se mantiene en la misma expresión, molesto, es como si quisiera decirme algo pero no sé qué exactamente se lo está impidiendo.
-Entonces Amber- Digo Amalia, y la miré.
-Casi no has tocado tu comida, ¿No te gusta?- Me miró un poco preocupada y bajé la vista hasta mi plato, tenía razón he estado tan distraída y al mismo tiempo tratando de agradarle que hasta se me fue el apetito.-Es que antes de venir, ya había comido algo- Le Sonreí y ella me devolvió el gesto, miré a Nicolás y este solo movía de un lado a otro su comida.
-Tengo algo que hablar con Ángel, ya volvemos- Amalia me guiñó el ojo, tomó a su esposo de la mano y se fueron.
-Me puedes decir que sucede contigo- Le susurre a Nicolás y este solo levantó ligeramente el rostro para soltar una risita sarcástica.
-Ni aunque me dieran todo el dinero del mundo te diría que sucede conmigo- Me miró ¿Molesto? Y volvió a bajar la cabeza.
Solté un bufido y me acomodé en la silla, estaba aburrida y ya me quería ir, a lo lejos pude ver a sus padres ¿Discutiendo? No sé, no quise prestarle más atención.
Giré mi vista hasta la barra donde se encontraba un chico de unos dieciocho años, no tenía una belleza fuera de lo normal, pero tampoco era feo.
-Si te gusta, puedes ir a hablarle- Susurró Nicolás en mi oído y se levantó.
Fruncí el ceño y lo alcancé antes de que pudiera subir al ascensor.-Joder Nicolás, ¿Que sucede? Si no querías que estuviera aquí, ¿para qué demonios me trajiste?- Su expresión cada vez se volvía más neutra, y yo estoy a punto de volverme loca.
-Te traje porque ya mis padres me tenían aburrido con que te querían conocer- Dijo molesto, el ascensor se abrió y los dos subimos.
-Pues si tanto te molestaba, les fueras dicho que terminamos y listo- Coloqué las manos en mis bolsillos y un nudo se formó en mi garganta.
Sentí su mirada y escuche su risa-¿Para ti eso es más fácil?- Lo miré.
-No le encuentro otra solución Nicolás, tienes una semana de estar actuando indiferente conmigo, como si esto ya no te importara- Sus ojos se abrieron un poco más de lo habitual.
- Quizás no se note, pero me estoy esforzando mucho para no rendirme- Bajé la mirada y vi cuando hundió uno de los botones no sé cuál exactamente, pero sentí cuando se detuvo el elevador pero no se abrieron las puertas.
Se dirigió a mí, y tomó mi rostro para luego besarme.
Bajó sus manos hasta mis caderas, y me impulse para luego enrollar mis piernas en sus caderas.
-Nicolás, estamos en un elevador- Solté un pequeño gemido cuando sentí sus labios en mi cuello.
-Siempre quise hacerlo en un elevador- Sus labios recorrían mi cuello, y fue bajando hasta mi pecho.
-Ahora no, probablemente tenga cámaras- Este gruñó, y me bajó de él, hundió otro botón y sentí cómo subía nuevamente.
Tomó mi mano, el elevador se detuvo y salimos al pasillo, me daba miedo en cierto modo porque no se sentía un alma, cuando íbamos a entrar a la habitación sentí otra mano en mis caderas, me giré y pudimos ver a su padre con un arma, riéndose cínicamente.
-Pensé que había aclarado las cosas contigo Nicolás- Dijo con voz ronca, Nicolás me colocó detrás de él, al ver que no hacia ningún movimiento prácticamente estaba en shock.
-No le hagas daño- Su voz se quebró y le apreté la mano.
-Tu no me dices que hacer, a lo mejor te mate y puede de que a tu princesita la... - No terminó la oración cuando me guiño el ojo, Nicolás me soltó y cuando quiso golpear a su padre este le había disparado.
Nicolás cayó al suelo.
Solté un grito ahogado y lágrimas ya salían de mis ojos.
Me coloqué en frente de Ángel evitando que pudiera proporcionarle otro disparo este solo me sonrió y me empujó fuertemente haciendo que cayera al suelo.-No lo haga, por favor- Lo miré y este aun apuntándole a Nicolás me miró.
-No puedes hacer nada niñita- Cargó el arma y su mirada se oscureció.
-¿Qué es lo que quiere? Dígame- Supliqué y sentía como perdía fuerzas.
-Quiero el 90% de la empresa del abuelo de Nicolás, pero eso no es posible ¿Sabes por qué?- Rio sarcásticamente.
-Porque ese señor ya no está, y prácticamente todo se lo dejó a él- Le dio otro disparo y cerré los ojos por inercia.Solté otro grito, y lloraba con más fuerza, no quería que Nicolás se muriera.
-Así que si yo no tengo nada, él tampoco lo tendrá- Otro disparo, y luego me miró a mí, no tenía miedo si me llegase a disparar, tenía miedo por Nicolás, puede morir desangrado y en este puto hotel no son capaces de mirar que es lo que está pasando en el sexto piso.
-Hablé con él a lo mejor... - El sonido del disparo me interrumpe, me disparó en la pierna.
-Ay princesita... - Se inclinó hasta mí y besó mi mejilla, luego acomodó mi cabello.
Sentí un fuerte dolor en mi pierna y solté otro grito, esta vez más fuerte.-¡Cállate!- Me dio una bofetada y volví a caer.
Se escucharon unos murmullos en el pasillo y Ángel salió corriendo, cuando por fin pude cerrar los ojos, se escuchó un fuerte grito por parte de una mujer.
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Stay By Me.
Teen FictionPara la sociedad le resulta difícil creer o de tan solo imaginarse a dos personas que se llevan muchos años de edad puedan llegar a enamorarse. Están acostumbrados a lo cotidiano, y si ven algo distinto suelen criticarlo, e incluso tacharlo como si...