Capítulo 2.

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-Jared, Siane, y Nicolás ya está servido el almuerzo- Dijo Eleonor un poco ¿Molesta? Miré al castaño como tratando de que me explicara lo que le ocurría a esa pendeja y lo que hizo fue reírse.

-Grandulón- Miré hacia el piso cuando escuché la voz de Sebastián, lo tomé en mis brazos y lo cargué.
-Me tienes que decir Tío- Este solo me abrazó y reí.

Nos fuimos al comedor y ya estaba Ele dándole la comida a Jade, era raro la bebé comía mientras dormía.

-Procura no hacer desastre Sebas- Dijo Eleonor hacia el bebé y lo sentó a su lado.

La tensión que había en el ambiente era fuerte, todos nos mirábamos pero nadie decía nada.

-Ele y... ¿cómo te fue hoy?- Dijo Siane y ella de inmediato la miró y comenzaron a charlar, no dije nada ya que solo me dediqué a escuchar, miré a Jared y este aún tenía una sonrisa en su boca.

Cuando me iba a levantar a llevar los platos la voz de Eleonor me detuvo.

-Deja eso así, ahora que termine aquí los lavo- Me sonrió y no sabía si eso era bueno o malo, me refiero a que, ella nunca me dijo eso, es más, cuando vivía aquí me mandaba a lavar los platos casi a toda hora.

-No te preocupes, hoy me toca lavar los platos a mí- Dijo Jared y le guiño el ojo.

-Si no es molestia- Lo miró con cara de pocos amigos y siguió mirando a Jade, los dos nos fuimos a la cocina.

-¿Que le sucede?- Dije mirándolo y su sonrisa fue más amplia.
-Y no sé por qué tengo la impresión de que la culpa fue tuya- Dije riendo mientras le pasaba los platos y este los lavaba.

-Estaba aburrido ¿Si? Ella dormía y le coloqué una salamanqueja en el pecho, supongo que cuando sintió que algo le caminaba se levantó- Comenzamos a reír.
-Esa mujer daba gritos-

Abrí los ojos, ojalá y fuera estado aquí para ver eso.

-Cayó de la cama se sacudió la blusa y la salamanqueja cayó al suelo, se subió a la cama y gritaba algo más o menos "Maldito engendro del demonio, cómo se te ocurre hacerme eso, ¡Saca ese asqueroso animal de mi habitación!"- Hizo un intento fallido de su voz pero de igual forma reímos.
-Y ahora no me habla- Me pasó el plato y comencé a acomodarlo.

-Con razón.-
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Era un lunes festivo alrededor de las tres de la tarde, decidí salir a caminar un rato y acabé sentado en un parque viendo a los mocosos volverse mierda por no hacerles caso a sus padres, así que decidí llamar a Amber.


*Llamada telefónica*

-Hola Amor- Dijo Amber un poco animada y reí.

-Hola negra, ¿estas ocupada?-

-Negra tu consciencia, y no ¿Por qué?-

-No quieres saber lo que tengo en ella- Los dos reímos.
-Para que vengas al parque un rato-

-Bueno ya voy-

*Fin de la llamada*


Tardó al menos quince minutos en llegar, se veía hermosa incluso mucho más de lo que ya es, y no sé cómo mierda es posible.

Estuvimos hablando más que todo de ella, de lo que había hecho esta semana, e inclusive de hechos que sucedieron hace años.

-Eran buenos tiempos- Los dos reímos, tomé un poco de café cargado y la miré.

-¿No quieres el pudín?- Esta alzo la mirada y rio.

-Sí, solo espero a que comas un poquito, no mucho oíste- Me extendió el plato y reí, lo partí por la mitad y sentí un golpe en la mano.

-Oyee- Me quejé.

-Te dije un poquito- Rodé los ojos y partí la mitad de la mitad del pudín.

-¿Sabes que tiene mi Tía Eleonor?- Me miró mientras comía de su pudín.

-¿Por qué la pregunta?-

-Porque hoy llegó súper aburrida, se le vino a pasar más o menos cuando llegó Liz y le trajo un café- Reí ante el recuerdo.

-Jared le colocó una salamanqueja en el pecho mientras dormía- La castaña abrió los ojos riendo.

-Ahora todo tiene sentido-

-¿Alejandro no te molestó porque vinieras?- Me miró como si fuera la pregunta más estúpida que le fuera hecho.

-Obviamente, pero como estaba Liz y Gérard allá, lo convencieron-

Reí y salimos del Starbucks, la tome de la mano y caminamos regreso a la casa de ella, no estaba muy lejos de hecho eran como diez minutos.

-Mi tía Liz me estuvo comentando que, tú antes eras un poco... Como decirlo...- Colocó su mano en mentón mientras pensaba.
-Reservado, me dijo que cambiaste mucho, no eres el mismo muchacho de antes-

Cuando iba a responder me interrumpió.

-Y Ele dijo que eras puto, pene contento- Dijo riendo y rodé los ojos.

-Todos cambian, hay sucesos en la vida que te marcan tanto que te hacen cambiar, aún me considero muy reservado, más no puto- Reímos.
-Elegí tener el corazón de hierro para proteger lo que llevo dentro...
Y dentro de él, estás tú- La miré y esta prácticamente se me tiró encima, no sé ni cómo no nos caímos.

-Te amo idiota, estúpido, imbécil, queso de mi pizza- Me daba besos por todo el rostro.

-Deja de hablar con Eleonor y Liz- Me besó por última vez y se subió en mi espalda.


Llegamos a su casa, y antes de que entráramos esta se bajó de mi espalda y escuchamos el grito de alguien.

Abrimos la puerta y era Eleonor detrás de Sofí ya que Alejandro le iba a echar otra salamanqueja, Liz reía mientras estaba grabando, y Gérard intentaba hablar por teléfono.

Ninguno se percató de que habíamos llegado a excepción de Sergio ya que nos saludó.

-Tío, ¿y dónde está Jade?- Pregunto con tanta ternura que hasta me dieron ganas de ir a buscarla.

-No sé, pregúntale a Ele- Este torció la boca y se sentó en las piernas de Amber.

-Mi tía dijo que está dormida, ella duerme mucho- Se cruzó de brazos e hizo un puchero.

-¡Que hermoso!- Gritó Amber mientras lo abrazaba y ahí si se dieron cuenta de que llegamos.

-Amber amor, quita la salamanqueja y no haces parcial- La castaña ni tonta ni perezosa bajó a Sergio, y empujó a su papá lejos de Eleonor.

-¡Gracias te amo!- Le gritó, se sentó a mi lado y me saludó.

-¿Y a mí?- Dijo Jared mientras entraba con los bebés.

-A ti te odio- Rodó los ojos y se acercó a cargar a Jade.

-Uhhhh, ese drama no me lo sabía- Dijo Liz mientras los miraba atenta.
Todos rieron.
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