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_____________________________________Puedo ver las estrellas en el cielo con total claridad. Hoy es una de esas noches en que nada parece quebrar la quietud y tranquilidad que reina a mi alrededor. Ni siquiera el calor sofocante me molesta, porque el cielo está tan despejado y hermoso que no puedo pensar en otra cosa que en admirarlo.
El silencio, algo difícil de encontrar en este lugar, me envuelve por primera vez en muchos meses y cerraría mis ojos para disfrutarlo, si las estrellas no me atrayesen tanto. No puedo dejar de mirarlas, me transmiten paz. Algo que no tengo desde hace mucho.
Entonces, un grito irrumpe en la noche y llega hasta mí con total nitidez. Como si estuviese a pocos pasos de mí. Me incorporo inmediatamente, como un resorte, en guardia. Es el instinto, que se apodera de mí y antes de que pueda darme cuenta, ya estoy corriendo hacia el peligro. Porque un grito tan desesperado como ese no traerá nada bueno.
-No - escucho de nuevo, ahora con más fuerza todavía - No. Basta.
Reconozco la voz al momento. Es una de las soldados nuevas que han llegado hace unas semanas. Y eso me hace apurarme más. Algo malo está pasando con ella.
-No - grita otra vez, pero ahora suena ahogado, más como un sollozo.
En cuanto giro en una de las tiendas más alejadas, los veo. Ni siquiera lo pienso antes de actuar. Me lanzo a por ellos y no me importa que sean más. Han rebasado el límite nuevamente, más allá todavía, y no puedo permitirlo. Esto no está bien.
-MacBay, el héroe - ríen mientras me sujetan entre dos. Aunque se han llevado lo suyo antes, son demasiados para mí solo.
-Esto lo pagarás caro - Rampsey me mira con odio antes de golpearme. Sé que no se detendrá hasta acabar conmigo.
Abro mis ojos de golpe y me toco la mandíbula, donde se rompió hace años en aquella paliza. No ha vuelto a molestarme desde que curó, pero en este momento siento el mismo dolor que entonces. Malditos recuerdos, acabarán conmigo. Desde que inicié las sesiones se han vuelto más intensos, sobre todo los días en que tengo que ir a la consulta, como si luchasen por salir, por darse a conocer. Y hoy es viernes.
-Ni de coña - digo levantándome para entrar en la ducha. Lidiaré con ellos como he hecho siempre. No necesito ayuda. No necesito...
Cierro los ojos y dejo que el agua escurra por mi cara y cuerpo buscando borrar los recuerdos. Pero el alivio que me supone es pasajero. Sé que regresarán tarde o temprano y mis ganas de beber para acallarlos también. Últimamente me cuesta más controlarlo. Para evitar tentaciones, me he deshecho de todo el alcohol que tenía en casa, aunque eso no garantiza del todo que no vaya a beber en algún momento.
-Buenos días - me dice Alec en cuanto llega - Aunque para ti no deben serlo. No tienes buena cara.
-Mi cara es infinitamente perfecta - le guiño un ojo - Es la envidia lo que habla por tu boca.
Me arrastra con él hasta su despacho y me preparo para una de sus charlas. Odio cuando lo hace, porque en la mayoría de los casos tiene razón. Aunque nunca se la daré, por supuesto. Me siento en la silla con fingido desinterés y lo miro, mientras coloco los pies sobre su escritorio a sabiendas de que no le gusta que lo haga. Se apoya en la mesa, junto a mis piernas y ni se molesta en apartarlas, lo que me alarma. Yo mismo las bajo.
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Implícate
RomanceCon un duro pasado del que no logra olvidarse, las noches de Rory MacBay están plagadas de pesadillas, fruto del recuerdo de las barbaridades que tuvo que acometer durante su estadía en el ejército. Aunque disfruta de la vida sin ataduras de ningún...