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Me levanto con resaca y en una cama que no es la mía. Y lo peor es que no recuerdo cómo llegué a ella. Pocas veces sucede esto porque no me gusta beber hasta perder el control de mi voluntad. Prefiero saber lo que hago y con quien en todo momento. Pero parece que anoche me excedí en la salida de después, porque durante la comida estaba perfectamente. Pasé la tarde jugando y bailando con Faith hasta que se durmió en mis brazos. Esa niña me tiene embobado y aprovecho cualquier ocasión para disfrutar de ella. Incluso soporto las burlas de los demás. No me importa que me digan que tengo ganas de hijos o que debería empezar a buscarme una mujer para conseguir los míos propios. Faith es mi pequeña hada y la adoro. Lo demás me resbala, mientras sea por ella.

Por eso, cuando terminó el banquete y me fui con los compañeros de trabajo y con algunas de las enfermeras que trabajan con Kath, me encontraba perfectamente. Las enfermeras, mierda. La sola idea de que sea una de ella me preocupa. Me prometí a mí mismo no tocarlas porque aprecio demasiado a Kath como para crearle problemas en el trabajo. Además, aunque me guste la compañía femenina y no discrimine a ninguna, tengo un código de honor. Uno que establecí después de unas cuantas malas experiencias. Nunca amigas de mis amigas ni ex de mis amigos.

Me muevo con cuidado de no despertarla y estudio su rostro. Es una mujer muy bella, con unos labios que invitan a ser besados. Tiene rasgos delicados y unas pestañas larguísimas. Su cabello también es largo y tan negro como el azabache. Hago un repaso completo de su persona y puedo intuir un cuerpo de infarto bajo las sábanas. Reviso su rostro de nuevo y compruebo con alivio que no es ninguna de las que se fue con nosotros. Al menos no he metido la pata esta vez. Ya lo hice en suficientes ocasiones antes de aprender la lección y crear mis dos normas básicas.

Mientras continúo observándola, comienzan a venir a mi mente algunas imágenes perdidas de lo que pasó anoche. Recuerdo estar en el pub bebiendo con el grupo, cuando mis ojos la descubrieron. Llamó mi atención por su forma de reírse y eso que no podía escucharla, con la música tan alta. Pero me resultó curioso el modo en que se tapaba la cara en cada carcajada, como si se sintiese avergonzada de que la viesen riendo. Recuerdo también que me acerqué a ella en cuanto nuestras miradas se cruzaron un par de veces y se le escapó alguna sonrisa hacia mí. Y desde luego recuerdo haberla invitado a tomar algo y empezar a hablar con ella. Pero ahí comienzan mis lagunas mentales, porque no soy capaz de acordarme de nada de lo que nos dijimos.

Curiosamente sí sé lo que sucedió en esta habitación, al menos la gran mayoría. Es algo difícil de olvidar, pues ha sido realmente intenso. Es una mujer muy fogosa y con una gran imaginación. Hemos hecho de todo menos aburrirnos. Puede que algunas partes estén en penumbras, pero lo que logro visualizar en mi mente es suficiente para que cierta parte de mi cuerpo se despierte, deseando más de eso.

Aunque no me importaría repetir, habida cuenta de las circunstancias, decido que es mejor que me levante ya de la cama y me vista. Mi ropa está por toda la habitación y me cuesta encontrarla. La busco, intentando no hacer ruido porque no quiero que se despierte si puedo evitarlo. Por experiencia, sé que el día después suele ser un poco incómodo cuando he bebido tanto que no recuerdo ni cómo llegué a su casa. Por suerte para mí, han sido muy pocas veces las que me ha sucedido eso. Y hacía años de la última. Las broncas de Alec al respecto han servido para mantenerme a raya. Pero anoche al parecer volví a las andadas, aunque no sé cómo pudo suceder. No creo haber bebido tanto. Sea como sea, no quiero ver la decepción en su cara cuando descubra que no recuerdo ni su nombre.