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Noto movimiento a mi lado después de horas y miro hacia la cama donde hasta hace segundos dormía plácidamente Kelly. He perdido la cuenta del tiempo que llevamos enganchados, mi sangre fluyendo hacia ella lentamente.

-Hola - le digo en cuanto me enfoca bien, aunque todavía parece desorientada - Bienvenida al mundo de los vivos.

Nos observa con sorpresa a los dos y sus ojos se abren ampliamente al comprender que le he estado proporcionando sangre. Nunca antes me he alegrado tanto de ser donante universal. Salvar la vida de Kelly me está ayudando a soltar los lastres que cargaba del pasado y que todavía se resistían a desaparecer. Es como si cada gota de sangre que sale de mí hacia ella, vaya barriendo una culpa, una pena, un remordimiento. Ahora que Kelly ha abierto los ojos, me siento liberado. 

-Estoy cansada - me dice.

-Es normal - sonrío - Perdiste mucha sangre. Pero te recuperarás.

-Gracias - realiza con la mano el signo que ha elegido para mí.

-Aquí el único héroe que hay, eres tú - niego - Has sido muy valiente.

-¿Barry? - lo pronuncia con miedo a que pueda aparecer sólo con decir su nombre.

-Está donde debe estar. Donde no volverá a hacer daño a nadie. Y donde recibirá el castigo que se merece.

-Gracias - las lágrimas corren por su mejillas pero ni siquiera es consciente de ello. Quisiera poder levantarme para abrazarla pero tengo que conformarme con ofrecerle mi mano, que toma con emoción.

-Gracia a ti, Kelly. Aunque no lo creas, me ayudaste con mi pasado - aprieto su mano - Me diste algo que llevaba mucho tiempo buscando.

-¿Qué?

-Paz.

No podemos seguir hablando porque el médico entra en la habitación para comprobar cómo está Kelly. Ha estado viniendo con frecuencia, esperando encontrársela despierta en cada una de las ocasiones. En cuanto la ve, sonríe aliviado y da la orden de desconectarnos después de comprobar que ya se encuentra bien. Una vez sale de la habitación, Nancy no tarda en aparecer. En cuanto me siento con fuerzas para levantarme y  me lo permiten, salgo de la habitación. No solo para dejarles intimidad, sino porque me incomoda que Nancy me mire con adoración y me dé las gracias en cada ocasión en que hablamos. No las ayudé para eso.

Me encuentro con Cameron y Casey, que hablan entre ellas en la sala de espera. Están tan concentradas, que ni siquiera notan mi presencia hasta que me siento a su lado. Casey me sonríe y Cameron rodea mi cintura con uno de sus brazos. Yo le paso otro por los hombros y la beso.

-¿Cómo está? - me pregunta.

-Cansada pero bien. Viva, que ya es más de lo que esperábamos cuando me estaban preparando para la transfusión.

Durante interminables minutos, temieron no conseguirlo. Tuvieron que reanimarla en una ocasión y casi la dieron por perdida al ver que no reaccionaba. Creo que hasta mi corazón se detuvo con el suyo todo ese tiempo. Pero Kelly resultó ser una joven fuerte y luchadora. La estabilizaron y en cuanto mi sangre comenzó a fluir hacia ella, le regresó el color a las mejillas y su corazón no falló más.