Capítulo 19

451 28 33
                                    

El sonido de un vaso romperse se escuchó por todo el lugar, donde las dos personas que ahora se encontraban en el comedor del departamento poca importancia le daban al romper algo o terminar destruyendo todo el lugar. Ambos se unieron en un beso apasionado, disfrutando de la boca del otro con desesperación.

—Lovi...—gimió al sentir unas manos deslizarse dentro de su pantalón solo para apretar sus nalgas con firmeza. Enredo sus piernas alrededor de la cadera de su esposo para atraerlo más cerca, y cuando sus erecciones rozaron no pudo evitar envolver sus brazos alrededor de su cuello. Antonio lo atrajo en otro beso, quitándole el aliento por completo. —Te amo.

—Ti amo troppo— jadeo sintiendo la lengua de su esposo recorriendo su pecho, lamiendo sus pezones mientras sus manos bajaban a abrir el botón y cierre de su pantalón. Ambos escucharon el timbre de la casa sonar, pero no se separaron. La persona afuera se iría al escuchar que no había respuesta. Pero el timbre sonó de nuevo.

Antonio intentó voltear la cabeza para mirar a la puerta del departamento que estaba a solo unos metros de ahí, pero Lovino lo detuvo atrayéndolo en otro beso, mordiendo y jalando el labio inferior de su esposo, sabía que eso le hacía perder el control, y cuando las manos de Antonio volvieron a apretar su trasero supo que lo había logrado.

Lovino zafó la camisa de su esposo con desesperación. Lo quería sentir ya, tanto que no le importó romper algunos de los botones para lograrlo. Estaban tan concentrados en lo que estaban haciendo que ninguno escuchó el golpe en la puerta, un sonido metálico y como esta se abría, dejando pasar a la persona que antes estaba tras ella.

—Antonio que pasó...— comenzó con un grito que gradualmente fue bajando de tono para al final ser silenciado al notar la escena que tenía enfrente. Los dos se detuvieron al escuchar ese grito, separándose al instante al ver a Gilbert parado en la entrada del departamento, mirándolos en shock.

—Yo...pues— Antonio soltó una risa, intentando calmar su respiración un poco antes de comenzar a abotonar la camisa y pantalón de su esposo. Gilbert empezó a reír después de salir del shock de encontrarlos en esa situación, y Lovino solo pudo sentir su sangre comenzar a hervir.

—Maldito bastardo, ¿Cómo diablos entraste? — gruño separándose de su esposo y bajándose de la mesa con enojo, habían estado tan cerca y Gilbert solo había llegado a arruinarlo. Merda... estaba tan frustrado.

—Debieron haber visto sus caras, fue épico— río Gilbert, sosteniendo su estómago e ignorando completamente la mirada fulminante del hombre frente suyo. — Vamos Lovino, ¿olvidaste que soy policía? Sé cómo forzar una puerta— ugh, lo iba a matar.

—Creo que mejor me voy a cambiar de ropa— se excusó Antonio encogiéndose de hombros al ver que a su camisa solo le quedaban dos botones. Lovino lo miró de reojo, notando que la erección seguía en sus pantalones. Soltó un largo suspiro, mataría a ese tonto alemán que los había interrumpido en una de sus pocas mañanas libres.

—Y dime, ¿Por qué viniste a interrumpir? Idiota— masculló cruzándose de brazos y pasando a la sala. Más le valía tener una buena razón o en verdad lo iba a matar. Ambos se sentaron uno frente al otro, separados por la mesita de centro donde Gilbert tiró unos papeles, indicando que los tomara.

—Venía a dejarle esto a Toño para que te los de más tarde, pero, después de todo era contigo el asunto y con el que quería hablar— Lovino suspiro, dejando su malhumor de lado para tomar los papeles y comenzar a leerlos. —Investigue más acerca de los autos que coinciden con la marca de los neumáticos, todos los autos extranjeros en Londres... de todos, los que coinciden son solo de dos compañías y las llantas son usadas por 6 modelos de autos.

Angel EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora