Capítulo 30

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Fallecido tras operación.

Nota: Trasplante de córnea tras su decisión para la donación de órganos.

Paciente: Matthew Bonnefoy


Donación de órganos... el mismo día en el que había recibido su trasplante de córnea, el día en el que había fallecido. No podía ser... eso debía ser una broma.

—Lo siento mucho, dear— el toque de una mano sobre la suya le hizo salir del enredo que su mente había creado. Sus ojos subieron a ver a los de la mujer frente a él y entonces recordó porque estaba allí. —No se puede revelar información sobre el donante y el beneficiario. La misma regla se aplica al beneficiario, aunque quiera saber. —intentó explicar con una mirada comprensiva y apologética al hombre que se encontraba frente suyo. Arthur asintió con la mirada gacha. ¿Por qué tenían que existir esas malditas reglas?

Sin más, salió de la oficina a paso lento, sin ver verdaderamente a donde sus pies lo estaban llevando. Su mente estaba en otro lado, le era imposible concentrarse, distraerse de los recuerdos que pasaban como un disco roto por su memoria. El día en el que abrió sus ojos por primera vez, el día en que se enteró de la muerte de Matthew...

— ¡Oh, Arthur! ¿Qué te trae por aquí? —subió a ver extrañado al escuchar su nombre ser llamado, encontrando frente suyo a alguien muy conocido. Un hombre de ya unos 65 años, cabellos rubios y ojos miel, el mejor amigo de su padre, la persona que al verlo lo trataba como a un nieto, alguien más de su familia.

—Doctor Smith— lo nombró en forma de saludo—Solo quería preguntar sobre unos archivos, un expediente de hace 15 años— explicó sabiendo que, en ese momento, solo él podía ayudarlo a obtener lo que quería. Y no se equivocó cuando diez minutos después el hombre regresó de lo que pudo reconocer como el centro de informes médicos, llevando en sus manos lo que supuso era lo que le había pedido y una sonrisa triunfante en su rostro.

—Esta es la información que ha recibido el centro de trasplantes. — le entrego un sobre de plástico lleno de varios documentos técnicos, pero lo que tenía valor para Arthur era la primera hoja, tan solo la primera hoja donde se encontraba la información del donante y el beneficiario. El tan solo tener esos documentos entre sus manos hacían que su garganta se cerrara y su corazón comenzara a palpitar acelerado. —Mucho tiempo ha pasado, y me imagino que quieres saberlo con un buen corazón. Después de todo, eres como tu madre— sonrió el mayor, revolviendo su cabello en un gesto fraternal que siempre solía hacer desde que era un niño.

—Muchas gracias doctor— un pequeño suspiro salió del oji-miel al escuchar la formalidad con la que le trataba, pero no había nada que pudiera hacer, Arthur era así desde niño.

—De nada, querido. Me retiro— se despidió con una sonrisa antes de dejarlo solo. El inglés soltó todo el aire que sin darse cuenta había estado conteniendo y en ese momento comenzó a zafar el hilo que mantenía al sobre cerrado. No podía esperar más, la angustia lo estaba matando, debía saber quién había sido su donante, y rogaba que sus sospechas fueran erróneas, que el nombre de la persona que estaba allí no sea el que temía, porque sabía que, de ser así, no podría soportarlo.

Tomando una última bocanada de aire, saco la primera hoja del sobre, y leyó la información.

"Información de donante: Matthew Bonnefoy. Información de beneficiario: Arthur Kirkland"

•••

"La persona que intenta llamar no se encuentra disponible, por favor deje un mensaje después del tono..."

Angel EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora