Capítulo 37

358 25 7
                                    

Luego de 39 capítulos y un montón de drama, por fin hemos llegado al final de Angel Eyes. Gracias a tod@s l@s que han leído hasta aquí, han dejado estrellitas y comentarios, y me han ayudado a escribir esta compleja historia! :D   

Espero que disfruten de este último capítulo <3 

•••


Bloody fucking hell... ¿Por qué su cabeza dolía tanto? Llevo una de sus manos a su frente en un intento de que el punzar se detuviera, pero fue inútil. ¿Cuánto había tomado la noche anterior? No podía ni siquiera recordarlo. Con pesadez abrió sus ojos, observando su alrededor confundido. No... no era su departamento, pero, conocía ese cuarto. Se sentó en shock, sus manos subiendo a su rostro cuando sintió un ligero dolor en su espalda baja.

¿Qué estaba haciendo ahí? G-gosh... ¿Qué había hecho la noche anterior?

Francis... right.

Con un suspiro se recostó nuevamente en la cama, su brazo yendo a su cabeza con dolor cuando los recuerdos borrosos de la noche anterior empezaban a pasar por su memoria. Había hablado con Lovino y luego había terminado en un bar, decidiendo que tal vez tomar una copa antes de ir a ver a Francis era la mejor opción, para darse a sí mismo el coraje de hacerlo. Empezó con un vaso de whiskey, que luego de un cigarrillo se volvieron dos, y finalmente no supo cuánto había tomado cuando salió del bar. ¿Cómo había llegado a la casa de Francis? Oh damn...

Hundió su rostro entre sus piernas cuando los recuerdos de lo que había hecho y dicho la noche anterior se volvían más claros. La manera en la que Francis lo había besado y sostenido entre sus brazos poco a poco, comenzaba a recordarla pese a que la conversación entre ellos estuviese aún borrosa en su memoria, podía recordar.

Con un gruñido incomodo salió de la cama, buscando su ropa en el piso y poniéndosela con hesitación. No sabía que hacer ni cómo actuar, Francis no estaba a su lado, y eso, sin saber por qué, le dio un sentimiento pesado de decepción en la boca del estómago. Bajo por breves segundos a la pantalla de su celular, ya mismo era medio día. De seguro Francis debía estar cuidando de su hija.

Annabelle... Ella había sido la razón por la que había ido a hablar con Francis la noche anterior. ¿Qué iba a hacer? Después de lo que había confesado la noche anterior temía que Francis no le dejara acercarse a su hija. No, sabía que Francis nunca haría nada como eso, sin embargo, el miedo y la duda en su corazón continuaba apretando su garganta. Pero, tampoco podía quedarse en cama todo el día, pese a que la fatiga en su cuerpo lo deseara.

A paso lento y hesitante salió de la habitación, sus oídos siendo invadidos por el suave sonido de música clásica en el departamento. Venía de la cocina, así que pudo saber que probablemente, Francis estaba ahí. Inseguro se acercó a dirección de la música, viendo al llegar a la sala del departamento al francés con su bebé dormida en su pecho. Una de sus manos sostenía el pequeño cuerpo de su hija mientras la otra estaba ocupada con un libro que parecía tener toda su atención. No sabía porque tenía miedo de hablar o interrumpirlo. No se sentía cómodo, la noche anterior... no sabía cómo verlo después de eso. Pero, al final, luego de cinco minutos decidiendo si acercarse o no finalmente decidió hacerlo, después de todo, no podía evadirlo, ni quería hacerlo.

—H-hi...— su voz salió suave, en apenas un susurro ronco al que su garganta protestó, pero Francis lo avanzó a escuchar. Los ojos azules dejaron el libro para subir a los verdes del hombre frente a él. Se veía cansado, y retraído.

—Bonjour Arthur, ¿estás bien? —saludó, dejando el libro de psiquiatría que había estado leyendo y sus lentes sobre el sillón antes de pararse con cuidado de no despertar a Annabelle, caminando hacia el menor con suavidad y preocupación. No se veía tan bien.

Angel EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora