Capítulo 29

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Unos ojos verdes chocaron con otros azules en un encuentro que, antes, se les hubiese hecho agradable y familiar, pero ahora, parecía tenso, como si hubiese una pared entre ellos, como si algo hubiese cambiado. La mirada que él le dispensaba, lo que podía ver en sus ojos, no era nada cálido, era...incomodo.

—Francis... ¿Estás bien? —Lo miró ahora realmente preocupado. Esa faceta del menor nunca la habia visto. Se notaba desgastado, distante.

—Estoy bien —desvió la mirada, tomando la mano del mayor y quitándola de su hombro de la manera menos brusca que pudo en ese momento, sacudiendo los pensamientos anteriores de su cabeza.

—No te ves bien. Estas pálido —puntualizó el escocés, intentando no darle mucha importancia al que el francés se alejara su toque. Eso no tenía por qué significar nada ¿no?

—Ya te lo dije. No es nada, putain —masculló por lo bajo, resoplando en un intento de ponerle un alto a todos los pensamientos y emociones que lo invadían al ver a ese hombre, tan familiar, frente a él. Scott frunció ligeramente el ceño, ahora sí que sabía que algo no andaba bien.

—Tienes una actitud de mierda ahora mismo ¿lo sabes? —Francis alzó los ojos para mirarlo de nuevo al escucharlo, dándose cuenta de que, en verdad, no estaba actuando correctamente. Encogiéndose de hombros siguió al escocés hacia la pequeña sala de su despacho, tomando asiento enseguida y negando con la cabeza el silencioso ofrecimiento de una taza de té de parte del mayor. Scott lo miro de reojo durante unos breves segundos antes de sentarse frente a él; sabía que estaba raro, pero interrogándolo no sacaría nada. Debía mantener la calma, ambos debían hacerlo—. De acuerdo, ¿qué es lo que querías preguntarme? —Francis alzo a verlo con una expresión en su rostro que no supo descifrar, entre indecisión y frustración. Sus ojos azules se mantenían fijos en los verde esmeralda, intentando encontrar la verdad en ellos, el poder ver aquel fatídico día hace 15 años y encontrar hechos diferentes. En su cabeza apareció la verdadera pregunta que quería hacerle "¿Asesinaste o no a mi hermano?" Merde... Solo.... Solo quería que el escocés le dijera que no lo hizo... Que le dijera que él no sería capaz de eso. Pero, tenía miedo de la verdad. No... no podía hacerlo.

—¿De verdad quieres que Arthur y yo vayamos a París? —soltó luego de varios segundos de batalla mental y miradas tensas entre ellos. Scott, al escucharlo, parpadeó varias veces. Eso sí que no se lo esperaba, pero, al mismo tiempo, sintió que el alma volvía a él al comprobar que no se trataba de lo que temía.

—¿Eso era lo que te preocupaba? —Lo miró incrédulo, alzando una ceja aún sin poder asimilar que toda esa tensión se debiera a eso. El francés asintió, desviando su mirada por breves segundos—. Si... —Eso era lo que más quería, y Francis lo notó. Después de lo que el Dr. Kraufftench le había contado, parecía lógico que Scott quisiera que se fueran lo más rápido posible del lugar y, ahora él también pensaba lo mismo.

—Entonces nos iremos —Scott alzó la mirada sin poder creerlo. ¿Por qué después de tanto tiempo negándolo, ahora...?

—¿Lo dices en serio? —preguntó tan solo para confirmar que lo que había escuchado no era una broma, que el francés hablaba en serio.

—Si... Nos iremos tan pronto como sea posible, pero antes de eso, Arthur y yo vamos a casarnos—sentenció como si de un hecho se tratara, porque, ahora, eso era lo que quería más que nada en el mundo. Casarse con Arthur y protegerlo de la verdad, sin importar el costo.

—¿Está Arthur de acuerdo con todo eso? Sabes que puede ser muy testarudo —Y sí, sí que lo sabía. Convencerlo iba a ser muy difícil, pero haría todo lo posible por hacerlo.

—Voy a convencerlo. Solo vine a decírtelo antes, Scott —De nuevo, lo llamaba solo por su nombre, sin diminutivo alguno, y pese a que se tratara de algo tan leve, podía sentir que algo andaba mal. Era extraño.

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