Despertó con un ligero dolor de cabeza. Sus ojos se sentían demasiado irritados y solo quería continuar durmiendo y no salir de su cama en todo el día. Pero... Esa no era su cama. Esas no eran sus sábanas y esa no era su habitación.
Francis...
Esa era la única respuesta que vino a su mente antes de que todos los recuerdos de la noche anterior pasaran por su memoria. Ahora lo entendía. Con cuidado se levantó de la cama, sintiendo su cabeza dar vueltas por breves segundos antes de fijar su mirada en la puerta de la habitación. Una suave melodía estaba viniendo del exterior. La podía reconocer. "La vie en rose"
Salió de la habitación, caminando por los pasillos que ahora ya tenía memorizados hasta llegar a la cocina. Sus ojos se detuvieron en la escena frente suyo. Francis y Claris, hablando entre risas en francés mientras cocinaban. Eran la imagen perfecta de hermandad. Algo que él nunca había experimentado con Scott... Su corazón se apretó. Era de verdad envidiable.
—Arthur, bonjour cher —Francis se acercó enseguida con una sonrisa al notarlo parado a unos metros de la cocina, dándole un beso en la mejilla como saludo.
—Good Morning— fue lo único que avanzó a susurrar en respuesta, su voz aun saliendo demasiado rasposa después de lo que había llorado la noche anterior. Francis lo miró con comprensión, tomando su mano para llevarlo al comedor, indicando que se sentara en una de las sillas.
—Bonjour Arthie ¿Cómo dormiste? — Clarie se acercó a ellos con una sonrisa, dejando frente suyo una taza de té.
—Bien, gracias Clarie— agradeció sonriendo ligeramente, dejando que toda la tensión abandonara su cuerpo al sentir el aroma del té. Los dos lo conocían demasiado bien.
Francis lo miró con una sonrisa regresando a la cocina solo para volver minutos después con una bandeja de pan recién horneado, croissants y pain au chocolat. Arthur sonrió al verlo poner todo frente suyo. Olía delicioso y sentía que estaba siendo demasiado mimado por esos dos. Francis se sentó a su lado, tomando su mano y dibujando círculos con su pulgar mientras tarareaba la letra de esa canción.
— ¿Sabes? —comenzó, subiendo sus ojos azules a los suyos. —Siempre que escuchaba esta canción, pensaba en ti— admitió con una pequeña sonrisa que hizo mariposas volar en su estómago. ¿Cómo podía revelar algo así de la nada? Sus mejillas se sonrojaron y sintió su corazón latiendo como loco.
—Y se ponía nostálgico— continuó Clarie, viendo la escena desde la cocina mientras terminaba de hacer los omelettes. Arthur agacho su mirada a la mesa, su mente repitiendo "La vie en rose" con nostalgia. Nunca lo admitiría, pero él también solía escuchar esa canción y pensar en Francis cuando lo hacía. Todos esos años los dos habían estado haciendo lo mismo.
Cuando la canción llegó a su fin Francis lo atrajo en un beso suave que no pudo rechazar, no quería separarlo. Se sentía tan bien que pudo ignorar que Clarie estaba a tan solo pasos de ellos. Se sentía tan mágico que el cosquilleo en su abdomen no dejaba de aumentar.
—Tu sais que je t'aime (tu sabes que te amo)— susurro Francis contra sus labios cuando se separaron. Arthur sonrió, uniendo sus labios en un corto beso antes de responder.
—Idiot... oui, je sais (yo sé)—A lo lejos Clarie se rio al verlos, parecían adolescentes enamorados.
—Tout le monde le sait (todo el mundo lo sabe), frère – habló entre pequeñas risas, poniendo frente a esos dos tórtolos un plato con huevos recién hechos.
Francis soltó una carcajada al escucharla, era verdad. Era demasiado obvio, pero después de tanto tiempo que habían pasado separados no podía evitarlo. Quería demostrarle a ese hombre frente suyo, a cada momento, en todo lugar, lo mucho que lo amaba y lo feliz que estaba de tenerlo. No iba a renunciar a él por nada del mundo.
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Angel Eyes
RomanceUn accidente habia cambiado todo... Viviría para siempre con aquella carga, su vida era un infierno del cual nunca saldría. Se lo merecía, era su culpa. Pero, tal vez algo podría salvarlo de aquel hoyo negro en el que habia caído, eso algo, era cono...