Capitulo 13

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- ¡Francis Bonnefoy! – en ese momento sintió que su corazón se detuvo. Nunca se había siquiera llegado a imaginar que su secreto seria revelado por uno de sus pacientes- ¡Tú eres Francis Bonnefoy! ¿Verdad? – El británico estaba en igual o peor situación que él. Su mirada chocó con la del francés en busca de una explicación a lo que había escuchado... ¿acaso había oído bien? - ¡Uno de los mejores estudiantes de la escuela hace más de 15 años! – Sus ojos miraron al menor con miedo. Lo había descubierto, todo. Oh no... - ¿Sabes quién soy? Era tu maestro de literatura inglesa. Ahora me he convertido en el director del colegio ¿no te parece genial? -el hombre seguía diciendo con emoción, mientras sostenía su mano y alardeaba de sus logros.

- ¿Eh? Ah, oui- respondió sin siquiera poner atención a lo que el hombre decía. Su mente estaba en otro lado, las preocupaciones, miedos y preguntas afloraban en ese instante

- ¿Te convertiste en doctor? ¿y eres el jefe? Yo sabía que ibas a triunfar en la vida, siempre te apoye para que te convirtieras en un gran doctor y aquí están los resultados, eres el jefe- seguía diciendo, pero no le ponía atención, los demás doctores de su equipo lo veían asombrados de que aquel hombre lo conociera y de su pasado, igual en busca de explicaciones con sus miradas. Se sentía abrumado. Su cabeza comenzaba a martillar mientras sus ojos se fundían en la mirada esmeralda que lo veía en busca de una explicación.

-O-oui- contesto con nerviosismo, forzando una sonrisa para después posar nuevamente su mirada y atención en el británico, se veía pálido y enfermo, lo preocupaba, y al mismo tiempo temía acercarse... ¿Cómo reaccionaría ante lo que acababa de descubrir? De seguro lo odiaba...

-Me siento tan orgulloso de ti Bonnefoy que mi estómago ya no me duele-rio contento el hombre, solo para después sentir como un dolor intenso empezaba a invadirlo nuevamente-. No, espera, aun me duele, duele mucho-lloriqueo abrazando su estómago. Los demás doctores de su equipo al ver el estado del paciente intentaron proceder con la revisión, pero fueron alejados por el viejo señor -No me toquen, duele- sollozo mientras su mano nuevamente pasaba a sostener la muñeca del francés-Francis, Francis, Francis- lo llamaba para atraer su atención entre sollozos de dolor. El francés desvió su mirada del de ojos esmeralda para atender a su viejo profesor, pero en ese momento un golpe sonó en toda la sala.

- ¡Sargento! - grito Feliciano al ver a su jefe caer desmayado en el suelo. Los demás doctores al escucharlo voltearon a ver con preocupación.

- ¡Sargento Kirkland! - grito una de las enfermeras mientras ella junto a otros dos doctores más se acercaban a ayudar al rubio. En ese momento Francis regreso a ver la escena con horror.

- ¡Arthur! - grito preocupado acercándose al menor. Se sentía culpable, terriblemente culpable. Los demás doctores abrieron paso para que lo revisara. Toco su frente con preocupación, estaba hirviendo...

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Abrió sus ojos lentamente, acostumbrándose a la luz después de haber pasado un largo periodo privado de ella. Su mente estaba en blanco, no recordaba bien que era lo que había pasado. parpadeo seguidamente y lanzo un pequeño quejido ante el dolor de cabeza que lo había invadido en ese momento.

- ¡Arthur! - no estaba solo, conocía esa voz. Ese chico de lentes y ojos azules que conocía tan bien estaba allí mirándolo preocupado, sentado al lado de su camilla. Estaba en el hospital- ¿Estás bien? - su voz sonaba preocupada y angustiada.

-Alfred...- soltó su nombre en un suspiro aliviado. Los recuerdos comenzaban a llegar a su mente mientras agradecía internamente que el que estuviese allí fuese el estadounidense y no el francés, ahora no sabía cómo mirarlo a la cara, no sabía qué hacer.

Angel EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora