Capitulo 33

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Hola a todos! :D
Es muuucho muuucho tiempo desde que actualizo un capítulo de este fic, y de todos en general, y aún mucho mas tiempo desde que dejo una nota, pero los estudios me han mantenido ocupada, vivir en Alemania no es tan fácil que digamos jaja y peor estudiar en alemán, pero aquí estoy, con un nuevo cap después de mucho tiempo. Y con algunas advertencias que hacer: este cap contiene mucho Angst (no en alemán (?)) mucho Drama necesario para el desarrollo de la historia que cada vez está más cerca del climax, así que antes de leerlo agarren sus pañuelos. También, aparición/nacimiento de un nuevo y muy pequeño personaje.
Muchas gracias a los que pese a mi demora de siempre siguen leyendo esta historia :) se los quiere mucho <3 y sin más, los dejo para que lean el capituló que da inicio al climax de esta larga historia.

•••

— ¿Que signifique para tí?

Varios minutos pasaron en silencio, tan solo interrumpido por el ruido de las maquinas que lo mantenían vivo. Dos ojos azules se mantenían fijos sobre los suyos. Pudo sentir cada pequeño punzar de dolor, cada recuerdo, cada palabra. Y cuando la corriente de aire frio recorrió su muñeca, cuando lo miro levantarse y alejarse, sus párpados se cerraron.

— Adiós Scott...

"No, por favor no te vayas" "No te vayas, Francis"

Su mano se estiro de manera lamentable hacia la cómoda que apenas avanzaba a ver de soslayo. Su cuerpo, moviéndose poco a poco con toda la fuerza que pudo reunir, dejó el aire escapar de sus pulmones, su visión se iba volviendo más borrosa y el amortiguamiento ganaba una vez más sobre el dolor punzante de sus músculos.

Pero no se detuvo. No podía detenerse y dejar que todo acabe de esa forma. Y entonces, cayó. Cayó en un golpe ensordecedor que pudo haberse escuchado hasta cuartos más allá. La máquina que pitaba en alarma yacía resquebrajada a pocos centímetros de sus pies, el golpe logró sacar las pocas moléculas de aire que quedaban en sus pulmones y hacer que su vista se volviera negra en intervalos de segundos. Sin embargo, solo una cosa estaba en su mente. Una cosa que le hizo dejar toda esa agonía física en segundo plano a favor de buscar una vez más, con ojos borrosos, ese lugar. Ese cajón donde estaba el mensaje que podría arreglarlo todo, que podría revelar la verdad.

— ¡Scott!

El grito y los ojos llenos de pánico apenas se registraron en su memoria porque no podía pensar, no podía ver, sentir, o si quiera respirar. No pudo sentir las manos sobre su cuerpo, o el calor sobre su rostro. No podía hacerlo cuando su objetivo se iba alejando cada vez más, y más. Lo estaba perdiendo.

Su mano subió a aquello que lo sostenía de los hombros, que no lo dejaba moverse con libertad. Debía alcanzarlo, debía liberarse, pero apenas le quedaban fuerzas para luchar. Y entonces, sus ojos verdes chocaron con esos tan conocidos, esos azules tan únicos que habían sido su mayor dolor y alegría.

Estaba ahí, no se había ido. Tenía que mostrarle, enseñarle la verdad. Ese pequeño objeto que años atrás habia pertenecido a su madre, ese que fue una de las pocas cosas que sobrevivió el accidente, ese que le habia entregado a su hermano el día del funeral, y ahora guardaba ese mensaje que podía volverlos a unir, que rogaba que los volviera a unir. Porque ellos no tenían la culpa de nada, ellos debían ser felices. Por eso, no se detuvo, no dejo el dolor mostrarse en su rostro por toda la fuerza con las que sus uñas raspaban el suelo en un intento de moverse, de arrastrarse como un gusano hacia su destino. Estaba tan cerca, pero no lo podía alcanzar, no podía moverse. Y cuando la realización brillo en los ojos azules, cuando lo vio alcanzar por ese objeto y sostenerlo entre sus manos, pudo forzar la última bocanada de aire a sus pulmones. Su conciencia cada vez estaba volviéndose borrosa, y el dolor de su cuerpo iba amortiguándose. Lagrimas empezaron a resbalar de sus ojos.


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