Capitulo 26

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"Tal vez ese también fue mi error..."


Esas palabras se repetían una y otra vez en su mente. No era capaz de asimilar el verdadero significado tras ellas. El rostro de Ivan cuando lo dijo, no lo podía borrar de su memoria. Su pecho y su garganta comenzaban a apretarse por mucho que intentara respirar y olvidar. No podía. Era verdad, tal vez todo lo que Ivan había dicho era verdad... muy al fondo lo sabía, pero no quería aceptarlo. Toco su muñeca en el mismo lugar donde minutos antes él había tocado, ardía, al igual que sus mejillas. El significado de sus últimas palabras aun era confuso. Acaso... ¿eso fue una declaración? No lo comprendía...

—Maldito commie... como se atreve venir a decirme todo eso y después desaparecer— mascullo cruzándose de brazos. Su labio tembló ligeramente y sentía sus ojos humedecerse, pero no lloraría. No se permitiría hacerlo. Dio un golpe frustrado a la pared del baño para después sentarse en la fría baldosa, abrazando sus piernas contra su pecho en un intento de disminuir su ritmo cardiaco. La imagen de Arthur y Francis iba siendo opacada por la del rostro de Ivan antes de salir del baño, y en ese momento sintió unas tibias lagrimas resbalar por su rostro —Es un idiota, lo odio— murmuro hundiendo su rostro entre sus piernas. Pero no podía permitirse verse débil. No podía actuar como una colegiala que acababa de descubrir que estaba enamorada del chico que siempre le hacia la vida imposible. —NEVER— Gosh, estaba actuando como una maldita mujer, no podía seguir de esa manera. Fuck, el no era así. Sin importarle la queja de sus rodillas, se levanto y limpió todo rastro de lágrimas de su rostro, reprendiéndose internamente por haber caído por breves minutos en las trampas de ese comunista. No, definitivamente no se estaba enamorando de su peor enemigo, Ivan Braginsky.


•••


Ambos salieron de la sala de emergencias lo mas rápido que pudieron, intentando ignorar las miradas extrañadas que les daban los doctores al notar la creciente tensión entre ellos y Alfred F. Jones, su ex prometido. Definitivamente sabían que dentro de poco habría rumores circulando por todo el hospital y todos sabrían que su compromiso se había roto. Aunque lo que no calzaba ahí era... Ivan. ¿Porque lo había visto con tanto odio y desprecio? ¿porque un aura tensa también se había formado entre ellos?

No lo entendía, a menos que entre Alfred e Ivan... no, era imposible. Ambos siempre habían mantenido una relación de enemistad, pero aun así...

—Arthur— escucho una voz llamándolo desde lejos. Con curiosidad volteo a ver y noto a un hombre que le parecía familiar caminar hacia ellos. Sabía que lo conocía, pero no se acordaba quien era, y el hombre lo notó. —Soy Albert Kraufftench, trabaje para tu hermano años atrás— sus ojos se abrieron con sorpresa antes de bajar una vez más, las personas que trabajaban para su hermano eran demasiadas, y él, por alguna razón sabía que era mas que un simple empleado o doctor. Pero no podía divagar por mucho tiempo, no cuando ese hombre lo miraba en espera de alguna respuesta.

—Mucho gusto verlo nuevamente— saludo intentando ser cortes, aun sin recordar en que área había trabajado ni cómo es que parecía tan cercano a él como para llamarlo por su nombre. Volteo a ver de reojo a Francis que escuchaba la conversación sin interrumpir. ¿Por qué justo en ese momento habia decidido quedarse callado?

—Me alegra que tu cirugía haya ido bien, pareces una nueva persona, Arthur— y entonces pudo recordar quien era verdaderamente ese hombre, el asistente de su hermano.

—Gracias— su mirada bajo al suelo, su cuerpo tensándose un tanto cohibido. Ese era un tema del que no le gustaba hablar. Pero justo a su lado estaba el perfecto escape. —Este es mi compañero de trabajo— señalo en dirección al francés, introduciéndolo en la conversación.

Angel EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora