CAPÍTULO 2-.

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Salgo de mi aturdimiento, sigo frente al espejo. Me miro otra vez; voy con una camiseta negra de manga corta, unos vaqueros cortos y zapatillas negras...

¡Casi lo olvido! Con tanto recordar no me acordaba que el autobús sale en 10 minutos, ese autobús me lleva a un campus de estudiantes.

He decidido que quiero estudiar audiovisuales, además a John le pareció muy buena idea en cuanto le dije que me iba a ir a un campus a vivir y que no me tendrá que estar aguantando durante unos años.

Recojo las maletas que tengo encima de la cama, me llevo el longboard y cojo la tabla de surf, para mí es lo más importante.

Salgo corriendo del cuarto y bajo las escaleras a toda velocidad, me tropiezo con una y por suerte mantengo el equilibrio apoyado en una de las maletas.

Ahora mismo tengo una mezcla de sentimientos algo extraña, tengo revuelto el estómago, estoy muy nervioso a la par que emocionado. Me sudan las manos, me las restriego en los pantalones y me las meto en los bolsillos, intento no pensar en nada.

Mirando el lado positivo, me voy, por fin me voy de aquí. He estado esperando tanto este momento que no sé cómo sentirme. Bajo las escaleras y paso por delante de John sin ni siquiera mirarlo.

— ¿Es que ni siquiera te vas a despedir desagradecido? — Lo dice con toda la intención de herir pero en vez de girarme cojo la puerta y salgo no sin antes dar un buen portazo.

Ando unos quinientos metros hasta la parada del autobús. Me siento y miro el móvil, todavía quedan cinco minutos para que llegue. Reviso bien mi mochila, abro una de las maletas y me entretengo revisando todo lo que llevo.

El autobús llega puntual, me levanto y me coloco a escasos centímetros del compartimento para las maletas, me aparto justo antes de que la puerta del compartimento impacte contra mi cara, meto mi equipaje y me subo, le pago treinta dólares al conductor que es lo que cuesta el viaje de aquí al campus.

Busco asiento y me decido por uno en la parte media del vehículo, dejo la mochila en el asiento de al lado y me aseguro una vez más que lo llevo todo.

Veo distintas personas montadas, algunas durmiendo, otras escuchando música y otras hablando. Veo a gente de mi misma edad con grandes mochilas, deduzco que vamos al mismo sitio.

Relajo los músculos de mi cuerpo y escojo una posición cómoda, conecto los auriculares y me pongo a escuchar mi lista de reproducción favorita.

Justo antes de que se cerrasen las puertas entra una chica, tiene el cabello oscuro recogido en una coleta, es alta y lleva una camiseta de tirantes azul y unos vaqueros oscuros.

En ese mismo instante el conductor decide arrancar, la chica se tambalea y a mí me hace gracia como se zarandea de un lado a otro hasta que consigue coger una de las anillas que cuelgan del techo.

Sigue avanzando, agarrándose de un asa a otra. El autobús va lleno, se pone al lado de mi asiento.

— ¿Está ocupado? — Pregunta tambaleándose al tiempo que el autobús pilla un bache.

El autobús gira y la chica pierde el equilibrio y cae encima de mi mochila.

— Lo siento muchísimo — Dice mientras se aparta de la mochila y se endereza de nuevo.

El autobús coge otra curva y la chica vuelve a aterrizar encima de mi mochila, oigo como suelta una risita.

— Oye, si no te gusta mi mochila me lo dices — Bromeo con ella.

— Yo... lo siento, no pretendía... — Se aparta un mechón de la cara y es visible como está roja de vergüenza.

— No te preocupes — Digo a la vez que coloco la mochila entre mis piernas.

Lo Invisible LI#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora