CAPÍTULO 31-.

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Tomo impulso con las manos y me levanto de un salto, imito a los demás. Salgo del aerodeslizador y me voy a despedir de Marine cuando oigo una voz de mi cabeza recordándome lo que habíamos hablado antes, nadie puede saber que la conozco. Echo a andar hacia la puerta del edificio, puedo apreciar grandes ventanales pero todos ellos están tintados de ese negro brillante en el cual rebotan los rayos del sol abrasador.

Hay dos grandes colas de gente, una de chicos y otras de chicas, me coloco en la de chicos y espero. Estoy demasiado tiempo sin hacer nada, en mi cabeza vuelven a repetirse infinidad de preguntas, dejo caer el peso de una pierna a otra, me giro y miro el paisaje para entretenerme. Me llama mucho la atención, es todo un monótono paisaje, marrón sin ninguna brizna de hierba; todo está arrasado, sin gota de agua por ninguna parte.

Me saca de mis pensamientos un empujón de la persona de atrás, me giro y lo miro esperando una explicación, el chico es de estatura media, tiene el pelo rizado oscuro y de piel caramelo, me mira cabreado.

— ¡Vamos a qué estas esperando! — Apunta con su mano hacia delante, me fijo donde me está señalando y me doy cuenta de que no hay nadie por delante de mí.

— Lo siento, ya voy solo estaba... — No termino la frase, la cara del chico expresa cada vez más enfado así que decido entrar por la pequeña puerta que tengo delante.

Mi cabeza me dice que me piense el entrar en esa habitación pero no quiero problemas con el chico de atrás <<no más de los que ya tienes>> añade mi subconsciente.

Cojo aire e impulso mis piernas al interior de la sala, nada más entrar la puerta se cierra y quedo inmerso en una densa oscuridad. Una voz robótica empieza a resonar por la sala.

— Colóquese en el centro de la sala y no se mueva, vamos a dar inicio al proceso de desinfección.

Recuerdo que me hicieron lo mismo al llegar a esa especie de aeropuerto.

Todo es exactamente como la primera vez, una vez todo termina de la pared aparece una estantería con ropa limpia, me desprendo de la mía y me coloco la camiseta lisa negra, los pantalones de algodón grises y una sudadera negra con cremallera, acabo poniéndome unas deportivas negras también.

Cuando termino de ponerme toda la ropa observo una pequeña nota escrita en tinta negra <<Esperamos que sea de tu talla>> La verdad es que si era de mi talla, me molesta el hecho de que tengan que elegir la ropa por mí pero dado el caso es el menor de mis problemas, y siendo sinceros, la ropa es bastante cómoda y limpia, o al menos más que la que llevaba antes.

Tras vestirme se abre una puerta, lleva a otra sala mucho más pequeña en la que solo hay un rayo de luz que sale del centro de la sala. Algo me dice que tengo que ponerme en el medio, le hago caso a mi instinto y una vez lo he hecho me regaño a mí mismo, no puedo ser tan impulsivo si quiero sobrevivir. No paran de pasarme por la cabeza miles de cosas, no hago caso, me concentro en un punto rojo que hay en la pared justo en frente.

Me quedo mirándolo un buen rato hasta que un haz de luz roja sale disparada hacia mis ojos. Me molesta pero no puedo apartar la vista, me tiene hipnotizado. El haz de luz cesa y vuelve a rebotar por las paredes de la sala, me quedo maravillado, parece que tenga vida aunque solo sea un simple rayo de luz.

Rebota un par de veces más y por último sale disparado hacia la palma de mi mano derecha, siento una gran quemazón pero algo me impide apartarlo, me muerdo el interior de la mejilla para no hacer caso al dolor, cada vez es mayor y no puedo evitar mirar hacia el punto de conexión de la luz y la palma de mi mano, está trazando líneas pero no soy capaz de ver nada, ahogo un gruñido cuanto más se acerca a la muñeca, en el instante que no creo poder soportarlo más el rayo de luz desaparece.

Lo Invisible LI#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora