CAPÍTULO 46-.

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— ¡Mierda! — Susan exclama para nosotros mientras rodea el cuerpo del chico — ¿Ahora qué?

— No podemos escapar, a estas alturas tendrán todas las salidas bloqueadas — Me acerco a la puerta junto a ella.

— Eso solo nos deja la opción de luchar.

Debería estar ahora mismo entrado en pánico pero no es así, sólo me siento tonto, me siento un estúpido por pensar que podría salvar a alguien de las garras de Mersus, del poder de Aswad.

Solo tenemos una opción, contraatacar y con suerte moriremos, con suerte no tendré que aguantar un día más aquí y podré descansar de una vez.

Siento que Mersus me lo ha arrebatado todo dejándome una vida vacía que intentar rellenar sin apenas recursos mientras me manejan cómo si fuese una simple marioneta pero esto no va a ser así, ya está bien de callarse ante las injusticias.

— Si tenemos que morir al menos moriremos combatiendo a Aswad — Los ojos de Susan se clavan en los míos, puedo ver que no está asustada, una chispa de decisión brilla dentro de ella.

— Ha sido un placer compartir esta misión contigo — Me extiende la mano y yo se la estrecho con decisión.

— Vamos a enseñarles de qué somos capaces.

Pasos y más pasos se escuchan por toda la planta, avanzan y se paran como si fuesen una máquina bien engrasada, en estos últimos momentos siento el alivio de haber ganado mi propia guerra y a la vez siento una exasperación bastante grande al haber renegado de mi verdadero ser, nací siendo hablador y moriré siendo un hablador.

Le dedico una última mirada a Susan y ella asiente, es el momento. Cojo el pomo de la puerta y lo abro poco a poco, el pasillo se encuentra totalmente vacío. Avanzamos mientras acumulamos energía en las palmas de las manos para utilizarlas contra el primero que se nos cruce en el camino.

Me empiezo a preocupar cuando a medida que avanzamos todo parece en calma, esto no debería ser así aunque sigo yendo hacia la salida decidido a llevar nuestro plan a flote.

Terminamos el pasillo y salimos al recibidor, se encuentra todo en calma hasta que diviso algo que me saca de lugar, lo observo mejor y me doy cuenta del error que hemos cometido.

— ¡Susan es una...! — Alguien me agarra por detrás al igual que a Susan dejándonos totalmente indefensos mientras observo la prueba que los ha delatado, el botón del ascensor.

Parpadea durante unos segundos más hasta que el ascensor abre sus puertas para mostrarnos al gobernador Aswad acompañado de más agentes de seguridad, este se ve victorioso, algo que hace que me entren más ganas de estrangularlo.

— Quien no trabaja para Mersus, está en contra de Mersus — Es lo único que oigo antes de que uno de los guardias me dé con una culata en la parte de detrás de la cabeza dejándome envuelto en una oscuridad absoluta, paz al fin.

Algo no va bien, no estoy muerto, puedo notar como el aire sale y entra de mis pulmones, siento cómo estoy tumbado en una superficie acolchada.

Poco a poco abro los ojos para darme cuenta de que me encuentro en una habitación totalmente acolchada, la sangre me hierve de la ira, intento mover los brazos pero no puedo, me encuentro dentro de una camisa de fuerza.

— ¡Qué! ¡Tampoco me vais a dejar morir en paz! — Grito a una de las cámaras que se encuentra en una de las esquinas mientras me levanto, con suerte me puedo abrir la herida de la cabeza y morir desangrado.

Cojo carrerilla y me estrello contra una de las paredes, nada, están hechas de un material que las hacen mullidas.

— ¡Joder! — Grito de desesperación aunque sé que estará insonorizada la sala.

Lo Invisible LI#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora