CAPÍTULO 13-.

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No sabía ni su nombre. No me parece haberlo visto nunca por aquí. Bueno solo una vez en clase de informática, pero además de eso no sabía nada.

Todo ha sido por instinto tenía un impulso dentro de mí que ha hecho que vaya a socorrerlo.

— ¿Quieres que te traiga ropa limpia? — Me pregunta Sandy viendo toda mi camiseta y gran parte de mis pantalones rojos.

— Si por favor, yo me quedaré necesito estar solo — Asiente y se va, en pocos segundos oigo la puerta cerrarse.

Me quedo mirando fijamente a la pared, es todo blanco y hay gotas rojas por todo el suelo, pronto viene una mujer con una fregona y empieza a fregar todas las gotas hasta que el suelo es otra vez de ese color claro que era hasta hace unos minutos.

La mujer es mayor ya que tiene el pelo salpicado de numerosas canas, lleva una camiseta y unos pantalones azules con unas zapatillas negras, tiene la vista cansada y no para de mirar al suelo.

— ¿Estás bien chico? — Me pregunta levantando los ojos del suelo — No contesto, solo me dedico a mirar al suelo — Eres muy valiente, tienes un don...No lo desperdicies.

— ¿Qué don? — Le digo sorprendido, nadie contesta. Levanto la vista del suelo y no hay nadie. ¿Estaba hablando solo? Pero si había una señora hace nada.

<<No lo desperdicies...>>

Esas palabras rebotan en mi cabeza como si de una pelota se tratase, no consigo buscarle explicación a nada...

Voy a una fuente de la enfermería y me lavo las manos, veo como el agua roja se va yendo por el fregadero.

Esta enfermería consta con un quirófano así que supongo que allí lo habrán llevado. Me da la sensación de que la enfermería es grandísima, por fuera parecía pequeña pero dentro todo cambia; me habían dicho que el blanco hacía que las habitaciones aparentasen tener más amplitud ¿Pero tanta?.

Me quedo un tiempo mirando a la pared blanca, tiene una especie de símbolo grabado en la pared, es muy pequeño y no se perciben a simple vista. Me levanto cuidadosamente del sillón y me acerco a la pared, paso los dedos por encima de este y siento el relieve. No conozco el símbolo, es una especie de rombo el cual tiene un círculo dentro o eso parece, es tan pequeño que no estoy seguro.

No sé cuánto tiempo ha podido pasar pero vuelvo a la realidad cuando entra Sandy por la puerta, lleva consigo ropa limpia.

Trae unos vaqueros oscuros y una camiseta blanca con las mangas y un bolsillo en negro. Me la da y se sienta a mi lado.

Estoy totalmente en shock, no me puedo creer lo que acaba de pasar, ¿De dónde ha caído? ¿Quién ha sido el culpable?. Le señalo la ropa y me acerco un poco a ella.

— Date la vuelta si quieres – Le digo indicando que me voy a desnudar.

— ¡Ah!... No te preocupes, no me importa.

Me encojo de hombros y me quito las deportivas. El suelo está frío y no me gusta nada que esté todo blanco.

Me quito la camiseta y la dejo en la silla, a continuación me desabrocho la cremallera y el botón y me quito los pantalones dejándolos en la silla también.

Sandy está mirando al frente de vez en cuando me mira pero no se sorprende, no le importa. Le señalo la ropa y me pasa el pantalón, me lo pongo y me pasa la camiseta.

Una vez vestido voy a una papelera y tiro la ropa y me vuelvo a sentar.

Hay un silencio de lo más incómodo hasta que Sandy decide romperlo.

Lo Invisible LI#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora